sábado, 27 de noviembre de 2010

INVITACIÓN AL BIEM

Antes de iniciar los trabajos de nuestra expedición socorrista, el asistente Jerónimo nos condujo al Templo de la Paz, en la zona consagrada al servicio de auxilio, donde un esclarecido instructor comentaría las necesidades de cooperación junto a las entidades infelices, en los círculos más bajos de la vida espiritual que rodean la Corteza de la Tierra.
La maravillosa noche derramaba inspiraciones divinas.
A lo lejos, constelaciones centelleantes parecían perlas caprichosamente dispuestas en una colcha de terciopelo inmensamente azul. El paisaje lunar ofrecía detalles encantadores. Picos y cráteres sobresalían a nuestra vista, aunque a considerable distancia, en filigranas deslumbrantes. Brillaba la Gran Cruz del Sur como símbolo sublime, diseñada en el fondo azul oscuro del firmamento. Canopus, Sirio y Antares brillaban, infinitamente, como señales radiantes y significativas del cielo. La Vía Láctea, dándonos la impresión de ser un prodigioso nido de mundos, parecía un diluvio de monedas resplandecientes que se derramaban de un cuerno de la abundancia gigantesco e invisible, invitándonos a meditar en los secretos excelsos de la naturaleza divina. Y las suaves vibraciones nocturnas, besándonos la mente en éxtasis, pasaban apresuradas, susurrándonos grandiosos pensamientos, antes de dirigirse a las esferas distantes... El Templo, edificado en la falda de una graciosa colina, presentaba un aspecto festivo, en virtud de la mágica iluminación que proyectaba efectos especiales en los caminos adyacentes. Las torres, a la manera de agujas brillantes, se proyectaban en el cielo, contrastando con el indefinible azul de la noche clara y, abajo, las flores de variados matices eran como tazas luminosas, sirviendo luz y perfume, balanceándose, suavemente, en el follaje, al soplo incesante del viento…
No éramos los únicos interesados en la conversación de la noche, porque numerosos grupos de hermanos se dirigían al interior, acomodándose en el recinto. Eran entidades de todas las condiciones, haciéndonos sentir el interés general por las lecciones que se iban a impartir.
El asistente Jerónimo, el padre Hipólito, la enfermera Luciana y yo, constituíamos un pequeño equipo de trabajo, con la misión de operar en la corteza planetaria, durante treinta días, aproximadamente, con el objetivo de auxilio y estudio, con vistas a nuestro desarrollo espiritual.
Jerónimo, el orientador de nuestras actividades por lo elevado de su posición, percibiendo mi curiosidad ante las animadas conversaciones a nuestro alrededor, me explicó:
–Hay mucha expectación en torno al tema. Casi la totalidad de los interesados y estudiosos que viene aquí están integrados en comisiones y grupos de socorro a las regiones menos evolucionadas.
Y mirando detenidamente las hileras de jóvenes y ancianos que entraban en la sala, añadió:
–La palabra del instructor Albano Metelo merece la consideración excepcional de la noche. Se trata de un campeón de las tareas de auxilio a los ignorantes y sufridores de los planos inmediatos a la corteza terrestre. Aquí estamos diversos grupos de aprendices, y su experiencia nos proporcionará un bien infinito.
Pasaron algunos minutos y entramos, a nuestra vez, al recinto radiante.
Sonaban en el aire suaves melodías, precediendo a la palabra orientadora. Flores perfumadas decoraban el ambiente de la amplia nave.
Después de algunos instantes de espera, el emisario apareció en la sencilla tribuna, magníficamente iluminada. Era un anciano de aspecto respetable, cuyos cabellos le tejían una corona de nieve luminosa. De sus ojos tranquilos, espléndidamente lúcidos, irradiaban fuerzas llenas de simpatía que al instante dominaron nuestros corazones. Después de extender sobre nosotros su mano amiga, en un gesto de quién bendice, se oyó el coro del Templo entonando el himno “Gloria a los siervos fieles”:
¡Oh Señor!
Bendice a tus siervos fieles,
mensajeros de Tu paz,
sembradores de Tu esperanza.
¡Donde haya sombras de dolor,
enciéndeles la lámpara de la alegría;
donde domine el mal,
amenazando la obra del bien,
ábreles la puerta oculta de Tu misericordia;
donde surjan las espinas del odio,
¡auxíliales a cultivar las flores bienaventuradas de Tu sacrosanto amor!
¡Señor! son ellos
Tus héroes anónimos, que remueven pantanos y espinas,
cooperando en Tu divina siembra...
Concédeles la alegría interior
de la claridad sagrada en la que se bañan las almas redimidas.
Unge su corazón con la armonía celestial
que reservas al oído santificado;
muéstrales las visiones gloriosas
que guardas para los ojos de los justos;
condecora su pecho con las estrellas de la virtud leal...
Llénales las manos de dádivas benditas
para que repartan en tu nombre:
¡la ley del bien,
la luz de la perfección,
el alimento del amor,
el vestuario de la sabiduría,
la alegría de la paz,
la fuerza de la fe, el influjo del coraje
la gracia de la esperanza,
el remedio rectificador!...
¡Oh Señor,
inspiración de nuestras vidas,
Maestro de nuestros corazones,
refugio de los siglos terrestres!
¡Haz brillar Tus divinos laureles y
Tus eternos dones,
en la frente lúcida de los buenos
¡Tus siervos fieles!
El instructor oyó, en silencio, con los ojos llenos de lágrimas, dejando traslucir su íntimo júbilo, mientras la mayoría de la asamblea disimulaba discretamente las lágrimas que las tonalidades armoniosas del cántico nos arrancaban del corazón. Y al irse perdiendo en el espacio las últimas notas de la melodía sublime, Albano nos saludó con expresiva sencillez, deseándonos la paz del Señor, y continuó:
–“No merezco, amigos, el homenaje de cariño de esta noche. No he servido fielmente a Aquél que nos ama desde el principio y, por eso, vuestro himno me confunde. Soy un simple soldado en las lides evangélicas y trabajo aún en el campo de mi propia redención.
Hizo una ligera pausa, nos miró paternalmente, y continuó:
–Pero... mi persona no interesa. Vengo a hablaros de nuestros sencillos trabajos, en los planos espirituales unidos a la corteza de la Tierra. ¡Oh, hermanos míos! es necesario apelar a nuestras energías más profundas. Las zonas purgatoriales se multiplican, pavorosamente, alrededor de los hombres encarnados. Al encontrarnos a distancia de los escenarios de angustia, y vinculados a las realizaciones edificantes de nuestra colonia espiritual, preservando valiosas reservas de la vida infinita para esa misma humanidad que se debate en el sufrimiento y en las tinieblas, no siempre tenemos una idea exacta de la ignorancia y el dolor que atormentan a la mente humana, respecto a los problemas de la muerte. La felicidad hace que nazcan aquí las fuentes inagotables de la esperanza. Los que se preparan, ante los vuelos mayores de la eternidad, traen los ojos dirigidos hacia los planos superiores, en la contemplación del ilimitado porvenir, y los que se esfuerzan por merecer la bendición de la reencarnación en la corteza terrestre, fijan sus aspiraciones más fuertes en el soberano propósito de redención, organizándose ante el futuro, osados en las solicitudes de trabajo y arrojados en el buen ánimo. Todos los pormenores de la vida, en esta ciudad, hablan alto de nuestros objetivos de equilibrio y elevación. No lejos de nosotros, comienzan a brillar los rayos de la alborada radiante de los mundos mejores, convidándonos a la visión beatifica del Universo y a la gloriosa unión con lo Divino. Pero... el orador hizo un significativo intervalo, pareciendo escuchar voces y llamamientos de paisajes distantes, y prosiguió– ¿Y nuestros hermanos que aún ignoran la luz? ¿Subiríamos hasta Dios, en un círculo cerrado? ¿Cómo aislarnos egoístamente y partir, camino del Padre amoroso y leal que enciende el Sol para los santos y los criminales, para los justos y los injustos?
Albano mostró una llama de celo sagrado en sus ojos brillantes y exclamó, después de una corta reflexión:
–Nosotros, que buscamos la santidad y la justicia, ¿alcanzaríamos, acaso, semejante orientación, si las circunstancias que nos rigieron hasta aquí fuesen distintas? Constructores de nuestros propios destinos, por delegación natural del Creador, ¿dónde permaneceríamos, ahora, sin los favores de la oportunidad y el obsequio de la protección de benefactores desvelados? Indudablemente, las criaturas, no obstante, es imprescindible ocasiones de elevación son para todas las sopesar que la bendición de la fuente puede convertirse en agua venenosa estancada, si la contenemos en un pozo incomunicable. Las dádivas y dones recibidas por nosotros son innumerables... ¿Sería completo nuestro regocijo, habiendo lágrimas detrásde nuestros pasos? ¿Cómo entonar himnos de hosanna a la felicidad sobre el coro de los sollozos? Es muy noble todo impulso de alcanzar la cumbre, pero, ¿qué veríamos después de la ascensión? ¡Entre la alegría de algunos, identificaríamos la ruina y la miseria de multitudes incalculables!...
En ese momento, envuelto en las vibraciones de profundo interés de los oyentes, imprimió un nuevo acento a su discurso y dijo con una indefinible melancolía:
–También yo tuve en otro tiempo la obcecación de buscar rápidamente la montaña. La Luz de lo Alto me fascinaba y rompí todos los lazos que me retenían en lo bajo, empezando difícilmente la jornada. Al principio me herí en las espinas puntiagudas del camino y experimenté atroces desengaños... Conseguí, sin embargo, vencer los obstáculos más inmediatos y logré, jubiloso, una pequeña elevación. Pero mirando hacia atrás, me espantó la visión terrorífica del valle: el sufrimiento y la ignorancia dominaban en las tinieblas. Desencarnados y encarnados luchaban unos contra otros, en combates gigantescos, disputando gratificaciones de los sentidos animalizados. El odio creaba molestias repugnantes; el egoísmo sofocaba impulsos nobles, la vanidad operaba una horrenda ceguera... Llegué a sentirme feliz, ante la posición que me distanciaba de tamañas angustias. Pero, cuando más me vanagloriaba, dentro de mí mismo, arrullado en la expectativa de atravesar las más altas cumbres, cierta noche, noté que el valle se llenaba de una luz brillante. ¿Qué sol misericordioso visitaba el antro sombrío del dolor? Seres angélicos descendían, con celeridad, de radiantes del amor, disminuyendo los desastres de las caídas morales, suavizando padecimientos, curando heridas, secando lágrimas, atenuando el mal, y, sobre todo, abriendo horizontes nuevos a la ciencia y a la religión, pináculos, acudiendo a las zonas más bajas, obedeciendo al poder de atracción de la claridad bendita. “¿Qué pasaba?” –pregunté a uno de los cortesanos celestiales. “El Señor Jesús visita hoy a los que vagan en las tinieblas del mundo, liberando conciencias esclavizadas”. Ni una palabra más. El mensajero del Plano Divino no podía concederme más tiempo. Urgía descender para colaborar con el Maestro deshaciendo de ese modo la milenaria noche de la ignorancia. De nuevo sólo, en la peregrinación hacia lo Alto, reconsideré la actitud que me convirtió en impaciente. Realmente, ¿hacia dónde marchaba mi espíritu, despreocupado de la inmensa familia humana, junto a la cual había conseguido mis más ricas adquisiciones hacia la vida inmortal? ¿Por qué enojarme, ante el valle, si el propio Jesús, que centralizaba mis aspiraciones, trabajaba, solícito, para que la luz de lo Alto penetrase en las entrañas de la Tierra? ¿No sería yo como un usurero, olvidando aquellos entre los cuales había adquirido la ruta destinada a mi propia ascensión? ¿Cómo subir solo, organizando un cielo exclusivo para mi alma, desgraciadamente abstraído de los valores de la cooperación que el mundo me ofrecía con generosidad y abundancia?
El instructor se mostraba intensamente conmovido.
–Me detuve, entonces cumbre, acariciada por el resplandor solar, es siempre un desafío benéfico a los que vagan sin rumbo en la planicie. Lo Alto polariza, naturalmente, las supremas esperanzas de los que aún permanecen más abcontinuó y volví. Efectivamente, el camino vertical y purificador de la superioridad es el sublime destino de todos. La ajo... Sin embargo, en la medida en que subimos, se nos imprimen en la mente y en el corazón las leyes sublimes de fraternidad y misericordia. Los grandes orientadores de la humanidad no midieron la propia grandeza sino por la capacidad de regresar a los círculos de la ignorancia para ejemplificar el amor y la sabiduría, la renuncia y el perdón a los semejantes. Por eso necesitamos templar todo impulso de elevación con el entendimiento, evitando la precipitación en los despeñaderos del egoísmo y de la vanidad fatal.
Albano se calló por unos instantes y, ante la conmoción con que acompañábamos su charla, dijo con otra inflexión de voz:
–En otro tiempo, cuando nos envolvíamos aún en los fluidos de la carne terrestre, suponíamos equivocadamente que la vanidad y el egoísmo solamente podrían hacer víctimas entre los hombres encarnados. La Teología, a pesar del ministerio respetable que le corresponde, enclaustraba nuestra mente en fantásticas concepciones del reino de la verdad. Esperábamos un paraíso fácil de ser conquistado por la deficiencia humana y temíamos un infierno difícil de regenerarnos. Nuestras ideas alusivas a la muerte se confinaban a esas ridículas limitaciones. Pero hoy, sabemos que, después del sepulcro, hay simplemente una continuación de la vida. Cielo e infierno residen dentro de nosotros mismos. La virtud y el defecto, la manifestación sublime y el impulso animal, el equilibrio y la desarmonía, el esfuerzo de elevación y la probabilidad de caída perseveran aquí, después del tránsito de la muerte, obligándonos a la serenidad y a la prudencia. No nos encontramos sino en otro plano de la materia, en otros dominios vibratorios del propio planeta en cuya corteza tuvimos experiencias casi innumerables. ¿Cómo no equilibrar, por lo tanto, el corazón en el ejercicio efectivo de la solidaridad? Lógicamente no exhortamos a nadie a sumergirse nuevamente en el lodo antiguo, no deseamos que los compañeros cautelosos regresen a la posición de hijos pródigos, distanciados voluntariamente del Eterno Padre, ni pretendemos interrumpir la marcha laboriosa de los servidores de buena voluntad, camino de las cimas de la vida. Apelamos tan sólo en el sentido de que cooperéis en los trabajos de socorro a los planos oscuros. Sois libres y disponéis de tiempo, en el desempeño de los deberes ennoblecedores a los que fuisteis llamados en nuestra colonia espiritual. Nada más razonable que el aprovechamiento de la oportunidad en la planificación de la elevación espiritual. Pero, en calidad de viejo cooperador de las tareas de auxilio, apelo a vuestro interés generalizado por los que están errantes en el “Valle de la sombra y de la muerte”, aguardando la posible limosna de vuestro tiempo, en favor de nuestros semejantes, confrontados ahora por situaciones menos felices, no en virtud de los designios divinos, sino en razón de su propia imprevisión. Sin embargo, ¿Quién de nosotros no descuidó la vigilancia algún día?
Hizo el orador una pausa más larga y continuó:
–De nuestros amigos encarnados no podemos esperar, de momento, una ayuda mayor y más eficiente en ese sentido. Presos en las redes sensoriales, progresan lenta-mente en el aprendizaje de las leyes que rigen la materia y la energía. Cuando son invitados a visitar nuestros círculos de edificación, fuera del cuerpo físico, regresan asombrados por las visiones rápidas que les fue posible archivar y, al transmitir sus recuerdos a los contemporáneos, colorean el agua pura y simple de la verdad con sus “puntos de vista” y predilecciones personales en el terreno de la ciencia, de la filosofía y de la religión. Bernardin de Saint-Pierre
1, el escritor traído por amigos a planos vecinos a la corteza planetaria, vuelve a su medio de acción y traza aspectos que afirmó pertenecían al planeta Venus. Huygens2, el astrónomo, recibe mentalmente algunas noticias de nuestras esferas de lucha y ensaya teorías referentes a la vida en otros mundos, afirmando que los procesos biológicos en los orbes distantes son absolutamente análogos a los de la Tierra. Teresa de Ávila3, la religiosa santificada, se transporta al paisaje de nuestro plano donde se lamentan almas que sufren, y regresa al cuerpo carnal, describiendo el infierno para sus oyentes y lectores. Swedenborg4
Modificando la inflexión de voz, prosiguió: , el gran médium, recorre algunos trechos de nuestras zonas de acción y pinta las costumbres de las “habitaciones astrales” como mejor le parece, imprimiendo a las narraciones las fuertes características de sus propias concepciones. Casi todos los que vieron momentáneamente nuestro campo de trabajo vuelven al plano físico, exhibiendo la experiencia de la que fueron objeto, pincelándola con la tinta de sus inclinaciones y estados psíquicos. Porque se encuentran profundamente arraigados al “suelo inferior” del propio “yo”, creen divisar otros mundos en situaciones iguales a la de la Tierra, nuestro maravilloso templo, cuyas dependencias no se restringen a la esfera de la Corteza sobre la cual los hombres de carne posan los pies. La Tierra es también nuestra gran madre, cuyos brazos acogedores se extienden más allá, por el espacio, ofreciéndonos otros campos de perfeccionamiento y redención.
–Sin embargo, las criaturas, atraviesan el breve período de existencia en el mundo carnal. La mayoría se queda en las estaciones expiatorias del rescate difícil y se confunde en las vibraciones perturbadoras del sufrimiento y del miedo. Hacen de la muerte una diosa siniestra. Presentan el fenómeno natural de la renovación con los más negros colores. Agarradas a las sensaciones del día a día, ignoran como dilatar la esperanza y transforman la separación provisional en una terrible noche de amargo adiós. Víctimas de la ignorancia en la que se complacen, se internan en las sombras, donde pierden toda la paz, convirtiéndose en presas delirantes de los infiernos de horror, creados por ellas mismas en los desvaríos pasionales. ¿Cómo esperar de ellas la colaboración precisa, con la extensión deseable, si, por la indiferencia hacia sus propios destinos, se sumergen diariamente en los ríos de tinieblas, desencanto y pavor? Unámonos por lo tanto, auxiliándoles, según los preceptos evangélicos, mostrándoles nuevos horizontes y aclarándoles los caminos evolutivos.
libro de Chico Xavier Obreros de la vida eterna........

RESPUESTAS DE LA VIDA... Por Andre Luiz

Vivir mejor.......
Todos queremos ser felices, vivir mejor.
Entretanto, oigamos a la experiencia:
La felicidad no es una alfombra mágica. Ella nace de los bienes que usted
esparce, no de aquellos que se amontonan inútilmente.
Esto es verdad tanto como que la alegría es la única donación que puede
hacer, sin poseer ninguna material.
Usted puede estar en dificultades y aliviar muchas dificultades de los
demás.
Aunque a veces sin ningún consuelo, usted dispone de inmensos recursos
para reconfortar y levantar a los hermanos en pruebas o penurias.
La receta de vida mejor será siempre mejorarnos, a través de la mejoría que
vengamos a realizar para los demás.
La vida es un Don de Dios en todos.
Y quien sirve solo para sí mismo, no sirve a los objetivos verdaderos de la
vida, porque vivir es participar, progresar, elevarse e integrarse.
Si aspiramos a vivir mejor, escojamos el lugar de servir en la causa del bien
de todos.
Para eso, usted no necesita condicionarse a los puntos de vista ajenos.
Forme en la hilera a los servidores que sean afines con sus aptitudes.
Alístese en cualquier servicio en el bien común.
Es tan importante colaborar en la higiene de su barrio o en la construcción
de una escuela, como auxiliar a un niño necesitado o dar apoyo a un
enfermo.
Procure la paz, garantizando la paz allá donde esté.
Viva en seguridad, cooperando en la seguridad de los demás.
Aprendamos a entregar lo mejor de nosotros a la vida que nos rodea y la
vida nos hará recibir lo mejor de ella misma.
Sea feliz, haciendo felices a los demás.
Salga al encuentro de los demás, pero no murmure, ni se queje de nadie. Y
los demás nos harán encontrar a Dios.
No juzgue que semejante instrucción sea asunto únicamente para usted, que
se halla en la tierra. Si cree que los llamados “muertos” están en paz
gratuita, el engaño es suyo, porque los “muertos” si quieren paz, que
aprendan a salir de sí mismos y a servir también.

Psicografia de Chico Xavier.......

jueves, 25 de noviembre de 2010

EXAMINÉMOS A NOSOTROS MISMOS

El deber del espírita-cristiano es el de tornarse progresivamente mejor.
Es útil, por eso, verificar periódicamente, mediante un riguroso examen personal, el estado
cierto de nuestra condiciones íntimas.
El espírita que no progresa en un lapso de 3 años sucesivos permanece en un estado
estacionario.
Analiza tu paciencia: ¿Estás más sereno, afable y comprensivo?
Inquiere sobre tus relaciones de orden hogareño: ¿Conquistaste el más alto clima de paz en
tu propia casa?
Investiga las actividades que te competen en el templo doctrinario: ¿Colaboras con más
entusiasmo en la obra del Señor?
Obsérvate en las manifestaciones frente a los amigos: ¿Llevas el Evangelio más vivo en tus
actitudes?
Reflexiona sobre tu capacidad de sacrificio: ¿Notas en ti una mayor disposición de servir
voluntariamente?
Pesquisa vuestro propio desapego: ¿Te sientes liberado del ansia de posesiones e influencias
terrenas?
¿Usas con mayor frecuencia los pronombres “nosotros”, “nuestro” y “nuestra” y menos los
singulares “yo”, “mío” y “mía”?
Tus momentos de tristeza o de cólera reprimida, que en oportunidades sólo tú conoces, ¿son
en la actualidad más raros?
¿Disminuyeron los pequeños remordimientos ocultos en lo profundo de tu alma?
¿Superaste antiguos desafectos y aversiones?
¿Corregiste los lapsos crónicos de desatención y negligencia?
¿Estudias más atentamente la doctrina que profesas?
¿Comprendes mejor la función creadora del dolor?
¿Cultivas todavía alguna discreta enemistad?
¿Auxilias a los necesitados con más abnegación?
¿Oras, realmente?
¿Tus ideas evolucionan?
¿Tu fe razonada se consolidó más segura?
¿Tienes la palabra más indulgente, los brazos más activos y las manos más dispuestas a
proteger?
Evangelio es alegría en el corazón: ¿Estás, efectivamente, más alegre y feliz íntimamente en
estos 3 últimos años?
¡Todo marcha! ¡Todo evoluciona! ¡Brindemos nuestro rendimiento individual a la obra de
Cristo!
Valora la existencia hoy, espontáneamente, viviendo en paz, para que no te veas en la
obligación de valorarla mañana bajo el impacto del dolor.
¡No te engañes! Un día que se fue es una cuota más de responsabilidad, un paso más, rumbo
a la Vida Espiritual, una oportunidad más aprovechada o perdi.
da.
Interroga a la conciencia en cuanto al aprovechamiento de tu tiempo, de tu salud y a las
oportunidades de hacer el bien que dispones en la vida diariaHaz esto ahora, mientas tienes la posibilidad de reconsiderar tu orientación corrigiendo los
engaños con facilidad, pues cuando vengas para este lado ya será más difícil...
André Luiz
(Texto sacado del libro Opinión Espírita por Francisco Cándido Xavier y Waldo Vieira)

sábado, 13 de noviembre de 2010

GRACIAS SEÑOR

Hoy tengo en mi mano un librito muy sencillo pero muy bonito, es de un chico que nacio deficiente: pero con un corazón muy hermoso, cuando nacio sus padres lo llevaron al cotolengo sitio para personas, con problemas como el suyo, esa imstitución la fundo el Padre Alegre un señor que no tenia nada y recojio todas almas que no queria la sociedad, no tenia nada pero comian todos dias, siempre habia personas buenas que le llenaban la despensa de comida, tambien llevaban ropa, otras personas van ayudar a lo que haga falta coser, planchar, hacer la comida enseñarles a hablar, les escriben lo que ellos les dictan, otros apreden, en los talleres que tienen: Hoy voy a escribir el librito que me dedico ¡Javier Villagra,! un joven que llevaba alli desde que nacio, y es tan grande su corazón, que dictaba a los que iban a yudar a escribir estos versos con un amor tan grande que Dios Padre y Jesús estaran muy contentos de el: cuando fui haberlo con una amiga me emocione porque tenia tanta fe y tanto amor a todos que muchos de los mortales que se tienen por tan importantes no le llegan a la suela de sus zapatos.
Enpiezo por la dedicación del librito:

Dice asi: Te dedico con ilusión este librito, en la confianza de que al leer estos versos encuentres en ellos algo que te ayude a vivir con ánimo
con cariño
el Autor
PROLOGO.....
--------------
Gracias Señor
Por estos sencillos poemas, que salieron de la mente que tu mediste.
Que sean una semilla y calen dentro del que los lea,
para que cuando cierren este libro puedan decir en su interior gracias
Javier Villagra....

PENSAMIENTOS DE UN INVALIDO......
-----------------------------------------------
Hay un refrán por ahí que dice:"Unos nacen con la estrella, y otros nacen estrellados" yo naci estrellado.
A veces, siento una tristeza enorme, porque me veo invalido para toda mi vida, y me tienen que dar de comer, escribir, y no soy capaz de pegar ni un sello.
Pero otras veces, me siento optimista, muy optimista, porque siento que vivo para dar alegria, porque la vida hay que tomarla con buen humor. Animo para luchar dia tras dia....
Y la Amistad, porque creo que la humanidad necesita algo tan bonito como es la amistad; y estas tres cosas me hacen muy feliz porque me siento útil a la gente que hay a mi alrededor, y siento una alegria enorme y me da valor para seguir así, año tras año, mes tras mes, dia tras dia...Por eso, al que lea este pequeño poema, si esta desanimado, que se anime la vida tiene cosas muy bellas aunque a veces, haya baches muy duros, y es que la vida es así.
Ah, recuerda que todo esto son pensamientos de un invalido que quiere que te animes....
Porque llego a la conclusión, que a pesar de estar como esta: la vida es real y sencillamente maravillosa.....

AMO....
Amo ami creador, que me ha dado el ser..
Amo a mis padres que me han dado la vida....
Amo a mi familia y a mi hermano que lleva mi sangre...
Amo esa comida que me alimenta y el agua que calma la sed...
Amo mis dias, con su tristeza y alegria....
Amo esta ciudad que me vio nacer...
Amo esas calles que nunca pisare..
Amo a todos los seres humanos, que son mis hermanos....
Te amo a ti, compañero y amigo, que llevas mi mismo destino..
Amo el momento que te conoci..
Amo los pequeños detalles que tiene esta vida....
como son una palmada en el hombro, una sonrisa..
una mirada dulce y tierna..
un vaso de agua dado con esmero.
Amo esa naturaleza, el aire, el viento, las montañas, el mar, esa flor que me recrea la vida....
Amo el sol que calienta en la fria mañana de invierno...
Amo esas hojas muertas que caen de los árboles en otoño, porque ya han cumpliendo su destino,
Amo el firmamento con sus estrellas y la Luna que me alumbran las claras noches de primavera...
Amo esa chiquilla porque es ermosa. Te amo a ti mujer, por sencilla y cariñosa...
Amo a esa gente que me cuida y me ayuda a vivir...
Amo esos brazos y esas manos que hacen cosas que no puedo hacer...Amo la mirada limpia de un niño..
Amo los animales que forman parte de mi vida..
Amo esa cama que me medescansa el cuerpo y me hace soñar cosas hermosas...
Amo a mi silla de ruedas que forma parte de mi existencia, porque
ella me ayuda a valorarme y sabe de mis tristezas, mis alegrias,
y mis animos.
Amo tantas cosas tantas...que yo seguire amando.
MADRE....
Yo, como todo el mundo tengo una madre cariñosa que me ha dado el ser, ese ser tan maravilloso como es la propia vida y un espiritu
para hacer cosas buenas...
Quiero darte las gracias porque me has dado esta vida y por ese ser que me has dado madre....
Aunque naci minusvalido, imagino cuanto sufriste al ver que yo estaba asi....Pero quiero decirte que no te preocupes, yo soy valiente para aceptar esta vida que me has dado madre...
Aunque, a veces, me gustaria meterme en tu vientre para nacer de nuevo y asi ser un chico normal en medio de la ciudad...
Pero te doy las gracias, porque eres mi madre, y aunque este asi te quiero;
porque madre no hay más que una...
"Estees mi sencillo poema para el dia de la madre.....
Seguire otro dia escribiendo este maravilloso librito, hasta otro dia Javier.