martes, 7 de mayo de 2019

EL BRILLO DE LA LUZ DE JESÚS

Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el dia de la eternidad. Amén.
Algo brilla a lo lejos.
En medio de la noche opaca, un pequeño brillo se enciende y se apaga, a lo lejos, anunciando la llegada de una presencia.
El brillo se aproxima, cada vez más, para quien mira desde la ventana y el acecho de la quietud nocturna, sin el destello mágico de las estrellas.
El brillo se vuelve más intenso en la distancia y el alma, que planea sobre el parapeto de la vida, descansando de los lamentos de una vida ardua, se asombra y estira el cuello para ver mejor
Sí el lejano brillo se aproxima. Y el alma se estremece, le acarician suaves escalofríos, como una brisa liviana y templada. La noche era oscura, densa, pero tranquila y en ella nada hay que temer, piensa el alma extasiada con el brillo que tiene enfrente.
¡Llegué!  ¿Quién es?  ¿No te acuerdas de mi?
No nunca vi una luz que planee en el aire y emita sonido, dirigirse a mi.
¡Ah! Te olvidaste. Hoy ya no dispongo de medios materiales, perdí la vida hace algunos años. En una noche como esta, desesperado y solitario, sin aceptar que mi novia me había abandonado, huí hacia otra tierra. En ella ocupé mis días, los años de mi vida, para no pensar y no recordar. Trabajé con ahínco, desde la salida del sol hasta el ocaso, había una parroquia próxima y allí me dediqué a los huérfanos, a los leprosos, a las mujeres de mala vida y a todos los desvalidos en busca de auxilio.
¿Y la novia, nunca más la viste?
No nunca más. Tuve noticias de que se había casado con un rico hacendado y que no fue feliz. Le abandonó y fue internada, en loquecida, en un hospital. Después, recogida por la familia, ya en edad avanzada, en una noche como esta se ahorcó en una ventana y dejó escrito: me quito la vida porque ya no tiene el brillo de quien ama y es amado. 
En ese instante, el alma en la ventana, recuerda su habitación, la fatidica noche, el terror que sintió ante el inmenso y estremecedor vacío que le devoraba la voluntad de vivir, y entra en pánico, murmurando;  ¿Es la luz de mi vida?
Soy la luz de aquellos que quieren ver la luz de la vida o la luz de Dios. Soy el hijo que ha venido al mundo. ¿Eres Jesús? Interrumpe el alma , aturdida.
No soy un mensajero de Jesús, para todo aquel que ama pura y fielmente, encuentre en Él su luz con más intensidad. ¡Lo que brilla en este brillo que ves es el amor de Jesús!
Las dos almas se abrazan, entrelazadas, se perdonan, se reencuentran: esto es Jesús, ¡amor eterno que hace que todo brille eternamente!.
Examinate: historia de amor que todos podemos escribir con las tintas encantadas de la fe y de la esperanza. Meditad en vuestras tristezas y entrad en oración; ¡la luz de Jesús puede surgir en cualquier momento alejándoos de este episodio de dolor!
extraido de mensajes que iluminan y consuelan.