viernes, 8 de abril de 2016

VIDA DE JESÚS DICTADA POR EL MISMO CAPITULO XVI 2ª PARTE

Jesús debía a preceptores ilustres sus primeros estudios serios y había madurado sus medios de perfeccionamiento con profundas meditaciones. Jesús debía a inspiraciones secretas, honradas por demostraciones palpables, la revelación de su misión divina, y se arrodillaba sobre el límite de la Patria Celeste para escuchar las órdenes de Dios; con el pensamiento volaba por encima de los siglos de ignorancia, para facilitar a los siglos siguientes la luz y la felicidad. El espíritu llegado al desarrollo moral e intelectual permanece fiel a las convicciones adquiridas por él mismo, hasta que la ciencia de Dios le dé la inmutabilidad de la fuerza y el empuje del fanatismo para sacrificar el presente al porvenir, para preparar el porvenir al precio de las más amargas desilusiones humanas. El espíritu desarrollado en un mundo carnal, designa un Mesías y este Mesías no puede huir de la persecución sino desertando de la causa a cuyo sostén se ha dedicado. Despreciando la muerte
corporal, el espíritu adelantado en el sendero de la perfectibilidad, flaquea aun ante los asaltos que le llevan los seres inferiores, y su confianza engañada, su amor mal correspondido le pesan como remordimientos.
Permanezcamos, hermanos míos, en la creencia absoluta de las fuerzas individuales, desarrolladas con el ejercicio de la voluntad. Permanezcamos en la afirmación de la Justicia de Dios, ya sea que ella se establezca con pruebas o con beneficios pero afirmemos sobre todo, con fuerza, la libertad dada al hombre tanto cuando él lucha en contra de las presiones desorganizadoras del alma, como cuando
él tenga que combatir principalmente en contra de las manifestaciones tumultuosas de la ignorancia y del odio. El espíritu adelantado se desliga de las dependencias humanas y se alimenta de las fuerzas de Dios, a medida que son mejor comprendidas la nada de la materia y la extensión de las posesiones espirituales.
Justicia de Dios, gloria a ti, tú eres explicable y todo lo explicas. Justicia de Dios, honor a los que te dedican su coraje y su resignación; ellos marchan por la vía afortunada del ensanchamiento de la dignidad del espíritu.
Jesús, hermanos míos, tenía conciencia de sus actos y de la fuerza de su sincera naturaleza cuando acusaba a los sacerdotes y a los fariseos. Respetuoso con el culto divino, pero contrariado al mismo tiempo, por la avidez y arrogancia de los ministros de ese culto, por la hipocresía oficial de una secta religiosa con gran poder, Jesús buscó en el mismo origen del culto y en la inexacta ponderación de los deberes humanos, las verdaderas causas de la disolución moral y de las vergüenzas intelectuales que él iba notando. En esta investigación Jesús se vio ayudado por los trabajos anteriores a los suyos, y por alianzas nuevas o renovadas en la vasta asociación de los espíritus y de los mundos. Jesús se prohibió en un principio el escrutar los misterios de la religión mosaica, después se dejó arrastrar por opiniones que respondían a su sentido moral. Enseguida circunstancias cada vez más favorables a su misión, le abrieron paso entre los escombros que caían y las piedras brutas del porvenir.
Jesús comprendió que era necesario conservar algunos vestigios del pasado para no encontrar   obstáculos a su tarea de constructor. A menudo le faltaba la paciencia y decía:
No se pueden hacer ropas nuevas con ropas viejas. Jesús adoraba a su Padre en espíritu y en verdad, y cuando el pueblo ignorante le pedía explicaciones, contestaba.
Dios no tiene sino desprecio para los ofrecimientos y para las prácticas exteriores, cuando no las acompañan la virtud y la fuerza dimanada de la ciencia.
Dios prohíbe el orar tan sólo con los labios, y los que entran en una sinagoga con el corazón lleno de odio y con las manos sucias por la rapiña y la sangre, merecen el castigo de Dios.
Permaneced humildes y pacientes bajo el peso de la vida mortal. Amaos los unos a los otros, libertad a vuestra alma de los lazos vergonzosos, vuestros espíritus de las ambiciones injustas, y habréis servido a Dios y Dios os bendecirá en este mundo y en el mundo que para vosotros sucederá a éste.
Dios quiere vuestros corazones por templo; adorad a Dios en el templo que ha elegido. Las funciones del culto ponen en evidencia, la mayoría de veces, la ineptitud, la vanidad y la hipocresía. La adoración interna lleva siempre al espíritu por el sendero de la sencillez, de la dulzura, y de la sabiduría. Vosotros podéis orar juntos, pero no hagáis pompa con vuestras oraciones y no mezcléis las pompas mundanas con las cosas de Dios.
Hermanos míos, Jesús explicaba a Dios con la elevada inteligencia que de Dios le venía, pero bien sabía que no podía preservarse de los odios y venganzas de los que él acusaba por su orgullo y picardía, de los que eran comprendidos en sus demostraciones.
Jesús definía el amor como el gran motor de la religión universal, y enseñaba la igualdad de los espíritus, la comunidad de sus intereses delante de Dios, el desarrollo y el empleo de las facultades pensantes. Combatía por lo tanto los poderes fundados sobre el desprecio de las leyes de Dios y la inmovilidad del espíritu decretada por estos poderes.
Hasta el próximo capitulo tan fascinante y hermoso.

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