El deber del espírita-cristiano es el de tornarse progresivamente mejor. Es útil, por eso, verificar periódicamente, mediante un riguroso examen personal, el estado cierto de nuestra condiciones íntimas. El espírita que no progresa en un lapso de 3 años sucesivos permanece en un estado estacionario.
Analiza tu paciencia: ¿Estás más sereno, afable y comprensivo?
Inquiere sobre tus relaciones de orden hogareño: ¿Conquistaste el más alto clima de paz en tu propia casa Investiga las actividades que te competen en el templo doctrinario: ¿Colaboras con más
entusiasmo en la obra del Señor? Obsérvate en las manifestaciones frente a los amigos: ¿Llevas el Evangelio más vivo en tus actitudes? Reflexiona sobre tu capacidad de sacrificio: ¿Notas en ti una mayor disposición de servir voluntariamente?
Pesquisa vuestro propio desapego: ¿Te sientes liberado del ansia de posesiones e influencias
terrenas? ¿Usas con mayor frecuencia los pronombres “nosotros”, “nuestro” y “nuestra” y menos los singulares “yo”, “mío” y “mía”? Tus momentos de tristeza o de cólera reprimida, que en oportunidades sólo tú conoces, ¿son en la actualidad más raros? ¿Disminuyeron los pequeños remordimientos ocultos en lo profundo de tu alma? ¿Superaste antiguos desafectos y aversiones? ¿Corregiste los lapsos crónicos de desatención y negligencia?
¿Estudias más atentamente la doctrina que profesas? ¿Comprendes mejor la función creadora del dolor? ¿Cultivas todavía alguna discreta enemistad? ¿Auxilias a los necesitados con más abnegación? ¿Oras, realmente? ¿Tus ideas evolucionan?
¿Tu fe razonada se consolidó más segura? ¿Tienes la palabra más indulgente, los brazos más activos y las manos más dispuestas a
proteger? Evangelio es alegría en el corazón: ¿Estás, efectivamente, más alegre y feliz íntimamente en estos 3 últimos años?
¡Todo marcha! ¡Todo evoluciona! ¡Brindemos nuestro rendimiento individual a la obra de Cristo! Valora la existencia hoy, espontáneamente, viviendo en paz, para que no te veas en la
obligación de valorarla mañana bajo el impacto del dolor. ¡No te engañes! Un día que se fue es una cuota más de responsabilidad, un paso más, rumbo a la Vida Espiritual, una oportunidad más aprovechada o perdida. Interroga a la conciencia en cuanto al aprovechamiento de tu tiempo, de tu salud y a las oportunidades de hacer el bien que dispones en la vida diaria.
Haz esto ahora, mientas tienes la posibilidad de reconsiderar tu orientación corrigiendo los engaños con facilidad, pues cuando vengas para este lado ya será más difícil...
(documentación, sacado del libro Opinión Espírita por Francisco Cándido Xavier y Waldo Vieira)
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