lunes, 2 de julio de 2012
VIDA ESPIRITUAL
RELACIONES DE ULTRATUMBA SIMPÁTICAS Y ANTIPATICAS
La teoría de las mitades eternas encierra una simple figura, representativa
de la unión de los Espíritus simpáticos. Se trata de una expresión usada incluso en el
lenguaje vulgar y que no se debe tomar al pie de la letra.
La tesis acerca de las almas gemelas es más compleja de lo que puede
parecer y sugiere una más profunda meditación incluso
porque con la expresión «almas gemelas» no queremos decir «mitades eternas»
Creadas las unas para las otras, las almas gemelas se buscan siempre que
estén separadas. La unión perenne es su aspiración suprema e indefinible.
Puede ocurrir que las almas gemelas no se encuentren en el mismo plano evolutivo,
debido a que una ha progresado más que la otra. Son almas creadas en la misma era,
que inician útiles peregrinaciones en mundos primitivos y, después, al estar
separadas en diversos puntos del globo terrestre, conservan reminiscencias
indelebles, las unas de las otras.
A veces no se encuentran en algunas jornada terrenas – cuando una de ellas comete
delitos graves y retarda su mejoramiento psíquico
ALMAS GEMELAS
La pregunta 298 de «El Libro de los Espíritus» nos informa que no existe la
unión particular y fatal de dos almas. La unión que existe es la de todos los Espíritus, pero
en grados diversos, según la categoría que ocupan, es decir, según la perfección que hayan
adquirido. Cuantos más perfectos, tanto más unidos.
Debemos comprender que un espíritu no es la mitad de otro. Si un Espíritu
fuera la mitad de otro, separados los dos, estarían ambos incompletos.»
La teoría de las mitades eternas encierra una simple figura, representativa de la
unión de dos Espíritus simpáticos. Se trata de una expresión usada en el lenguaje vulgar y
que no se debe tomar al pie de la letra.
Refiriéndose al asunto Emmanuel nos dice, en respuesta a las preguntas 323 y 328
del libro «El Consolador» que: En el sagrado misterio de la vida, cada corazón posee
en lo infinito a su alma gemela, compañera divina para el viaje hacia la gloriosa inmortalidad.
Creadas las unas para las otras, las almas gemelas se buscan, siempre que estén
separadas. La unión perenne es su aspiración suprema e indefinible. Millares de seres, si se
han desviado en el crimen o en la inconciencia, experimentan la separación de las almas
que los sustentan, como la prueba más cruel y dolorosa y, en el drama de las existencias
más oscuras, vemos siempre la atracción eterna de las almas que se aman íntimamente
Cuando se encuentran, en el cúmulo de los trabajos humanos, se sienten poseedoras
de la real felicidad para sus corazones – la de la ventura de su unión, y la única
amargura que empaña su alegría es la perspectiva de una nueva separación por la muerte,
perspectiva que la luz de la Nueva Revelación ha venido a disipar.
No sabemos todavía aclarar la razón de la atracción existente entre dos espíritus, que
los transforma en almas gemelas. Para todos nosotros, el primer instante de la
creación del ser está sumergido en un delicado misterio, así como también la atracción
profunda e inexplicable que arrastra a un alma hacia otra, dentro del instituto de los
trabajos, de las experiencias y de las pruebas, en el camino infinito del Tiempo.
No siempre las almas gemelas se encuentran en el mismo plano evolutivo. En el
libro Diario de los Invisibles, de Zilda Gama el Espíritu Víctor Hugo afirma que almas
creadas en la misma época, inician útiles peregrinaciones en mundos primitivos y,
después, separadas en puntos diversos del globo terrestre, conservan las unas de las
otras, reminiscencias indelebles.
A veces no se encuentran en algunas de sus jornadas terrenas – cuando una de ellas
comete delitos graves y retarda su cincelamiento psíquico—; otras hay, sin embargo, que
desde los orígenes de una existencia se reúnen y se reconocen, se observan largamente,
aprisionadas por el afecto del parentesco intimo, nacidas bajo el mismo techo.
Entonces, en la voz de los seres que animan, recuerdan un timbre familiar y muy
amado. Cuando comprenden que por fin vuelven a verse, que sus Espíritus tuvieron
origen en el mismo instante, que recorrieron la misma vía, que llegaron a ser gemelas
por los lazos perpetuos de la afinidad, un júbilo intenso se irradia de su interior, como
una alborada que disipa bruscamente las tinieblas de la noche, que parecía no tener
término…
Si las tinieblas en que yacían antes de volver a verse, pues las almas aisladas,
incomprendidas, en cuanto les falta la compañera que las dejó mutiladas, él lúcido
fragmento que las integra a través de una unión celestial – el Amor, el vínculo salpicado
de estrellas que las hace inseparables por toda la consumación de los siglos -, quedan
inmersas en la penumbra, asfixiadas por el desaliento, envueltas en brumas polares.
En Renuncia, obra spicografiada por Francisco Cándido Xavier, el Espíritu Emmanuel
nos cuenta la historia de la luminosa entidad espiritual Alcione, que se aparta,
temporalmente, de la elevada esfera donde residía para, entre otras cosas, auxiliar a su
alma gemela Pólux, en quien, en la lucha consigo mismo, las pasiones subalternas
siempre resultan vencedoras con siniestros triunfos Alcione renace en el
planeta Tierra, oriunda de una portentosa esfera, inconfundible por su magnificencia
y grandeza, en un verdadero sacrificio por amor.
La maravillosa historia de Alcione y Pólux es el ejemplo de Espíritus que
evolutivamente están muy distanciados uno de otro, pero que, por ser almas gemelas, se
mantienen íntimamente ligados.
Es importante, sin embargo, que quede claro el concepto de almas gemelas:
amplia meditación acerca de las tendencias del siglo en los capítulos referidos al
«divorcismo» y el «pansexualismo», que la ciencia menos edificante ha venido lanzando
en los Espíritus, incluso porque la expresión «almas gemelas» no quiere decir «mitades
eternas» y nadie, en rigor, puede apoyarse en los enunciados para desistir de venerables
compromisos asumidos en la escuela redentora del mundo, so pena de aumentar los
propios débitos, con difíciles obligaciones ante la ley
SIMPATÍAS Y ANTIPATÍAS
Como seres inteligentes de la creación que pueblan el Universo fuera del mundo
material, los espíritus cultivan, entre sí, la simpatía general determinada por sus propias
semejanzas. Más allá de esta simpatía de carácter general existen, los afectos particulares
del principio de afinidad, como resultado de una perfecta concordancia de sus
tendencias e instintos.
Así como hay simpatías entre los Espíritus, también hay antipatías, alimentadas por
el odio, que generan enemistades y disensiones. Este sentimiento, no obstante, solo
existe entre los Espíritus impuros, que no han vencido todavía en sí mismos, básicamente,
el egoísmo y el orgullo. Como ejercen influencia sobre los hombres, acaban estimulando
en ellos las desinteligencias y las discordias, muy comunes en la vida humana.
Cuando está originado en la verdadera simpatía, el afecto que dos seres se consagran
en la Tierra, continúa existiendo siempre en el mundo de los espíritus.
Por su parte, los espíritus a los que hicimos mal en este mundo, podrán perdonarnos,
si ya son buenos y según nuestro propio arrepentimiento. Pero si todavía son malos,
pueden guardar resentimiento y perseguirnos muchas veces, incluso en otras existencias.
Como resaltan los espíritus superiores: de la discordia nacen todos los males
de los humanos; de la concordia resulta la completa felicidad» y uno de los objetivos
de nuestra encarnación es el de trabajar en el sentido de mejorarnos interiormente y que
lleguemos a la perfección espiritual.
Esto nos lleva a comprender mejor la afirmación de Jesús, cuando nos dijo: Amad
a vuestros enemigos», pues sólo hay perjuicio para el Espíritu que tenga enemigos por
fuerza del mal que ha practicado, debido a que los enemigos son obstáculos en su
peregrinaje y esa enemistad siempre genera desdicha y atraso en su progreso espiritual.
Si admitimos que la maldad no es un estado permanente de los hombres; que
es consecuencia de una imperfección temporaria y que, así como el niño se corrige de
sus defectos, el hombre malo reconocerá un día sus errores y llegará a ser bueno,
comprendemos también que nuestra mayor meta es superar la maldad que todavía
existe en nosotros y en los otros. Y, en este sentido, solamente la manifestación de amor
de nuestra parte puede quebrar el círculo vicioso del odio que continua existiendo, muchas
veces, aún después de la muerte física.
El periodo más propicio para ese esfuerzo es, sin duda, cuando estamos junto a
nuestros enemigos, conviviendo con ellos, en la condición de encarnados y no encarnados,
pues es cuando tenemos las mejores oportunidades de testimoniar nuestro propósito de
cultivar la concordia para con todos, y así sustituir los lazos de odio que nos ligaban por
los lazos de amor que comienzan a unirnos.
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