INFILTRACIÓN PROGRAMADA
En una extraña ciudad del plano espiritual inferior, se congregaron espíritus obsesores con las más perversas intenciones. Reunidos en una sombría plaza, trazaron directrices de persecución y destrucción de una respetable Institución Espírita. Entidades recién desencadenadas deambulaban, lunáticas, por la extraña región, semi-esclavizadas por mentes maléficas que las transformaban en verdadero material humano de desequilibrio. Estos infelices permanecían junto a los obsesores por tener compromisos espirituales intensos delante de aquellos que se dedicaban a la práctica del mal. La psicosfera de la ciudad bizarra era densa, triste, angustiante y depresiva; resultante de los pensamientos de sus habitantes. Julio César, en la condición de jefe, llamaba desde el centro y desde lejos a los obsesores, que circulaban en torno del jardín de piedras, con las siguientes argumentaciones: - ¡Adelante, amigos, el trabajo nos espera! No podemos perder más tiempo, es necesario que actuemos ahora como, de lo contrario, el trabajo de dos años estará perdido. - ¿Cuál es la misión? - Preguntó Gonzálves, uno de los compañeros inmediatos a Julio César. - ¡La misión,- respondió el siniestro orador - es de infiltración espiritual! Estamos, desde hace tiempo, planeando la invasión, dominio y destrucción de una gran Casa Espírita. Cuando el adversario jefe pronunció estas palabras, extensa multitud de espíritus fanáticos corrió junto al perseguidor maestro, escuchándolo atentamente, mientras la novedad corría, relampagueante, entre los habitantes del extraño "municipio". Verdadera falange de adversarios de la bondad se presentó delante del líder perverso, animándolo en la transmisión de éstas terribles orientaciones: Aquí tengo la relación actualizada. - Y, manoseando torpemente el material, expuso una larga lista con estadísticas de trabajos espíritas, leyendo, segundos después, en voz alta, estos datos: Solamente este año: 2500 espíritus, que estaban bajo nuestro comando, fueron violentamente arrancados de nosotros y se convirtieron al Nazareno, con el auxilio de la mediumnidad parlante, del diálogo engañador y de la interferencia de los emisarios del bien; cerca de 3000 encarnados, que permanecían bajo severos procesos obsesivos, readquirieron el equilibrio, gracias a la odiosa intervención de las entidades de luz; una gran multitud está encontrando en aquella Casa maldita, tranquilidad y confort espiritual lo que, para nosotros, es abominable; más de 4000 entrevistas; aproximadamente 20.000 vibraciones; centenas de charlas, transmitiendo la Doctrina Espírita y las enseñanzas de Jesús, exaltando el bien y el amor. Y aún hay más, - continuó el expositor de las tinieblas, imprimiendo en las palabras rabia e inconformismo. Más de 15.000 pases trasmitidos, de los cuales el 70% tuvieron efectos muy positivos sobre las personas; 200 enfermos, imposibilitados físicamente de comparecer a la institución, recibieron la visita fraterna y la fluidoterapia contra nuestra voluntad. Y no acaba ahí, - insistió el malhecho completamente admirado - : ¡gestantes, niños, jóvenes, caminantes etc. recibieron de la Casa Espírita el concurso cariñoso! ¡Eso sin contar las obras sociales que impulsan ampliamente a la criatura humana! ¡El Centro en cuestión es una dínamo de beneficencia! Si con nuestra interferencia ellos trabajan terriblemente, ¿imaginan si dejásemos el camino libre? Por eso, es preciso que continuemos, redoblando nuestros esfuerzos a fin de acabar con esa desacertada caridad, la absurda preocupación por el otro y, por encima de todo, con esa inaceptable propuesta de renovación moral, traída por el Cristo, que exige demasiado de los seres humanos. Recibimos, de nuestros superiores, más de ocho mil solicitudes, tengo conmigo los apuntes. - Y, lanzando al viento algunos papeles, continuó irritado - : Miren, requerimientos de obsesión, memorándum solicitando prioridades, innumerables órdenes de servicio no cumplidas y sin contar las infinitas reclamaciones... ¡Como ven, nuestra incompetencia está declarada! Es preciso estar organizados para la desestructuración de la institución Espírita que nos atormenta. Permanecemos desacreditados ante nuestros superiores y creo que a ninguno de nosotros le gustaría desafiarles o contrariarles. Todos sabemos de la ira que nos perseguirá eternamente, si fallamos. ¡Todo cuidado es poco,- advirtió el organizador del mal, - sino somos cautelosos, expertos e inteligentes, podemos caer en las garras de los emisarios de la luz, que hacen verdadero lavado cerebral proporcionándonos un bienestar falso, con el objetivo de esclavizarnos de nuevo en la Tierra a través de la reencarnación! ¿Y cómo vamos a actuar? - Preguntó un bullicioso bastante animado -. ¿Acaso, vamos hacer que los objetos se muevan? ¿Arrojaremos piedras contra los elegidos del Señor? ¿Asesinaremos a alguien? Y, desde la muchedumbre, fueron proferidas infinidad de sugerencias maléficas, entre la algarabía y una pseudoalegría que envolvían a la legión ensordecedora. El líder fanático preciso interrumpir la agitación alertando: - ¡No será así! Nuestro trabajo está dentro de ciertos límites; leyes universales regulan nuestra influencia. ¡Y la Casa Espírita, la cual deseamos invadir, dispone de poderosa protección espiritual, millares de espíritus superiores en incesante trabajo en el bien, además de entidades sublimes garantizándoles extraordinario auxilio! Nuestra actuación, - prosiguió el planificador de las sombras, - será discreta. Trabajemos silenciosamente, ocultamente, en el campo de los sentimientos, sugiriendo pensamientos, estimulando las irritaciones, los celos, la crítica, la indignación, la susceptibilidad, la disputa de cargos, funciones, tareas etc. Tenemos ahí, un vasto campo de actuación junto a las inferioridades humanas. Aprovecharemos las brechas dejadas por muchos trabajadores. Lo gracioso es que ellos, los encarnados, dicen que, de tiempo en tiempo, nosotros, los llamados obsesores, promovemos ondas de influenciación negativa, retirando a los "angelitos" del camino del bien. Ellos es que, de vez en cuando, abren brechas; nosotros sólo aprovechamos los deslices y descuidos de los "ilustres seguidores de Jesús". A propósito, - confirmó el malvado predicador, - ese es el único modo de penetrar en la institución, la única forma de no ser borrados por las corrientes protectoras, pues los mensajeros del bien no pueden violar el libre albedrío de los adeptos de Cristo. Los Espíritus de lo más Alto siempre dicen que del mal se extrae el bien, que nuestra entrada es permitida porque servirá de testimonio para muchos de los frecuentadores y trabajadores de la Casa. Con todo, mientras las entidades evolucionadas aguardan el aprobado de sus pupilos, en el campo de las pruebas, nosotros apostamos en el suspenso de los tutelados. Tenemos que valorar el momento, pues las dificultades económicas, sociales y políticas del país están a nuestro favor; muchos, envueltos con los problemas materiales, olvidan vigilarse, cultivando el pesimismo, la irritación, los juramentos etc.; entrando naturalmente, en nuestra faja vibratoria, autorizándonos el proceso de influenciación; y, en la mayoría de las veces para nuestra satisfacción, no se acuerdan de la oración, que podría apartarnos completamente, rompiendo nuestros propósitos. ¡La falange de las tinieblas estaba magnetizada por las palabras del jefe! Cuando Julio César percibió que ya había estimulando a cuantos necesitaba, para la implantación de sus ideas, entonó éste grito de guerra: - ¡Adelante! ¡Para aquella odiosa Casa Espírita, el momento del Apocalipsis, del ajuste de cuentas, del juicio final y la destrucción llegó! ¡Ellos mismos se autodestruirán! Terminando el discurso maligno en tono de oratoria, el obsesor fanático fue aplaudido, aclamado e izado por los compañeros, mientras la multitud cantaba un himno exótico, enalteciendo a las fuerzas de las tinieblas, al mismo tiempo en que gritos alucinantes de combate corrían, sinuosos, encontrando eco en el corazón engañado de los obsesores. Y bajo la influencia sonora de una alucinante marcha hipnótica que incentivaba a la destrucción, la legión de los adversarios del bien se escondía por las calles estrechas de la exquisita ciudad, preparándose para el terrible proceso de infiltración. Días después, en la Casa Espírita, el trabajo seguía normalmente. En el plano espiritual, no obstante, los instructores responsables del Centro recibían la noticia: Vamos a tener más de una tentativa de invasión de los adversarios del bien, - comunicó Juana, una de las cooperadoras espirituales del Centro. Acabamos de socorrer a un espíritu desequilibrado que prestaba servicios a una extensa multitud de obsesores. Habiéndose liberado de la influencia negativa, nos narró, con riqueza de detalles, la diabólica charla que el ya conocido Julio César realizó en su ciudad siniestra, amenazando una vez más destruir la obra del bien. El mentor trató de apaciguar a los trabajadores espirituales, solicitando que programasen una reunión con todos los cooperadores desencarnados, con el objetivo de informarles respecto a la posible invasión.
EVALUANDO LA AMENAZA
En la mañana siguiente, cuando el Centro, en su parte física, permanecía cerrado, los benefactores espirituales aprovechaban la madrugada para efectuar una conferencia alentadora sobre el deseo de dominación de las entidades inferiores. Hecha la oración de apertura, el mentor pronunció estas orientaciones: ¡Hermanos! El Señor de la Vida nos concedió esta Casa Espírita como oficina de trabajo junto a las criaturas humanas de los dos planos. Hemos encontrado, en éste Centro, la alegría del estudio, del socorro y de la labor espíritas; posibilitándonos la bendiga oportunidad del servicio cristiano, en compañía de los hermanos encarnados comprometidos con el mismo ideal. Con todo, nosotros, que permanecemos en el lado de acá, tenemos el deber de ampararlos y conducirlos por caminos rectos; respetándoles, obviamente, la facultad de libre elección. Nuestro modesto trabajo en la siembra de Jesús, ha llamado la atención de los adversarios espirituales deseosos en aniquilar toda y cualquier disposición de ayuda cristiana. En el fondo, son almas enfermas, profundamente necesitadas de atención y cariño, que se esconden usando la máscara de la maldad que, antes o después, tendrá que caer, pues la ley es de progreso para todos. ¡Por eso, nuestras actividades se encuentran amenazadas! En este instante, varios espíritus aún en aprendizaje para el trabajo espiritual se espantaron. Algunos quedaron temerosos, creyendo que nuestros superiores no tendrían disposición y recursos para la defensa, lo que llevó al orientador espiritual a transmitir las siguientes palabras tranquilizadoras: ¡Calma, amigos míos! Todo está bajo control. Es necesario que nos dispongamos a fortalecer a nuestros hermanos en jornada terrena. Para ellos, será una extraordinaria posibilidad de testimoniar, en la práctica, todo aquello que estudian acerca de las enseñanzas de Jesús. ¿Qué sería del alumno si la escuela periódicamente no le aplicarse exámenes? La sabiduría divina, a través de sus leyes, controla todo, maniobra todo y, en un mundo de pruebas y expiaciones, es natural que el mal predomine, experimentando, constantemente, a los que aspiran al título de seguidores de Jesús. ¡No hay motivo para tener miedo o flaqueza moral! No estamos abandonados por Dios; disponemos de muchos recursos espirituales de defensa; tenemos a nuestro lado a las entidades sublimes que nos apoyan, inspiran y garantizan nuestra protección. Permanecemos trabajando en nombre de Jesús; estamos cumpliendo, cuanto nos es posible, los designios divinos. ¡Disponemos de todos éstos recursos, por eso no hay motivo de pánico! Esta será una batalla que competirá a los encarnados vencer; nosotros, no obstante, nos limitaremos a protegerlos, vigilando y orando fervorosamente. Es cierto que algunos, por los sentimientos que alimentan, no merecerían siquiera nuestro concurso; entretanto, las tareas que realizan promueven el bien común y, por el trabajo bien hecho que ejecutan, aunque lo realicen como "profesionales espíritas" y no como verdaderos idealistas, nuestra protección se hará sentir pensando en el todo de la Casa. Aunque éstos "profesionales" nada reciban financieramente, están siempre en busca de los elogios, de la notoriedad y siempre se irritan cuando no son llamados. Esos, infelizmente, a pesar de todo nuestro empeño en protegerlos, aún pensando en las tareas, serán los principales alcanzados. En una actuación aislada, tenemos mecanismos para evitar el asedio del mal, pero con una falange tan bien preparada, con mentes inteligentes explorando todas las inferioridades humanas, y éstos encarnados vibrando en el mismo padrón, será prácticamente imposible salvarlos. Es una pena que en el Templo de la Fraternidad, entre los conocedores del Evangelio, algunos insistan en ser el ejemplo de aquello que Jesús no enseñó. Con todo, tenemos que comprender que éstos hermanos están en aprendizaje, no despertaron aún, y actúan así por cargar en el alma las informaciones espíritas y no la vivencia de ellas. Incluso así, nosotros que comprendemos más, deberemos tolerarlos, inspirarlos, conduciéndolos por el camino del bien, porque es de ley divina hacer al otro lo que nos gustaría que nos hiciesen. No deseamos estar entre aquellos que apuntan las dificultades criticando maliciosamente, sin presentar propuestas de ayuda y renovación. Deseamos cooperar en silencio, prefiriendo ver en el semejante las virtudes que ya conquistó, animándolo amorosamente para vencer las propias dificultades morales; agradeciendo, en lo posible, a aquellos que, sin pretensión, verdadera y amorosamente, trabajan en beneficio de la Causa Espírita. Para eso, tenemos la sublime oportunidad de la mediumnidad, que nos posibilita irradiar centenares de mensajes sencillos, aquellos que, incluso sin tener condiciones de ser divulgados como literatura espírita, calan hondo en el corazón de los participantes de las reuniones de intercambio espiritual. Muchas veces, a través de mensajes simples es que los espíritus sublimes hablan, porque prefieren la sencillez del corazón, los pobres de espíritu, los mansos y pacíficos para servirles de intérpretes. Por eso, no debemos desanimar en la tarea de protección e inspiración espiritual que nos cabe. En contrapartida, poseemos muchos hermanos que, viviendo el Espiritismo, nos posibilitarán actuación más directa, calmando y tranquilizando las mentes encarnadas, cuando los adversarios del Evangelio esparcen, por las mentes no preparadas, el virus de la crítica, de la intolerancia y de las disputas. Estamos acostumbrados a semejantes embestidas de las sombras y siempre ha prevalecido la bondad divina. Claro que ésta institución corre el riesgo de ser destruida, principalmente si los frecuentadores y trabajadores se dejasen contaminar por las influencias nocivas de los espíritus perturbadores. Con todo, tenemos en varios departamentos de la Casa compañeros que partirán de aquí, de nuestra esfera, con la misión de efectuar un trabajo espírita serio basado en la vivencia cristiana. Si los malhechores espirituales examinan las flaquezas humanas, nosotros podemos estimular las virtudes del alma, apartando, con la vivencia de las enseñanzas de Jesús, las tinieblas de la maldad. Será un período más de redoblados cuidados, de incesante trabajo; permitiremos la entrada de ciertas entidades, para que nuestros hermanos en humanidad tengan la condición de dar testimonio de sus conquistas espirituales. Es verdad que, en éste proceso de envolvimiento espiritual negativo, muchos se envolverán hasta el punto de desistir del camino, reencontrándolo, más tarde, cuando estén maduros por la vida. Aquellos que guardan las enseñanzas de Jesús solo en los labios, los que trabajan por pura vanidad, los envidiosos, melindrosos que no desean fortalecerse, caerán en las redes de los malvados invasores, porque vibran en la misma sintonía de los enemigos de la verdad. Otros, los trabajadores discretos, respetables, deseosos del bien, idealistas, podrán sentir cierto envolvimiento, entretanto, sabrán hacer brillar la propia luz, sintonizando con los planos superiores, protegiéndose naturalmente de la infiltración de las sombras, contribuyendo para la sobrevivencia y continuidad de éste Centro. Tal vez estos tengan el corazón herido, el alma triste, pero sabrán comprender a los compañeros desequilibrados, perdonándolos por no conseguir aún dar el testimonio cristiano; y, a medida que soportan los aguijonazos de las imperfecciones humanas, habrán de proseguir granjeando naturalmente la simpatía de espíritus superiores. No podemos exigir de las criaturas aquello que no conquistaron. ¡Cada uno da lo que posee! Infelizmente, muchos no saben valorar la honra de los testimonios en favor del Evangelio. Otros olvidan que la Casa Espírita es un Templo sagrado, donde se exaltan los valores de Cristo a través de la fraternidad. Además, continuó el mentor cambiando el rumbo de la exposición, centenares de espíritus mentirosos alcanzarán libertad; podemos tocarlos con el mensaje evangélico convidándolos a la transformación moral. ¡En la gran familia universal, de la cual Dios es el responsable, nadie se perderá para siempre! El Padre es realmente sabio, permite ciertas infiltraciones que, al principio, parecen terribles, exactamente para hacer que la humanidad progrese más deprisa. ¡Por tanto, estemos confiantes! Precisaremos animarlos en el bien, estimulándolos a la fraternidad, cuando estén en el capítulo de las pruebas. Evitemos los comentarios innecesarios. Permanezcamos, delante de estos acontecimientos, en silencio absoluto, hablando sobre ellos lo estrictamente necesario, a fin de poner en acción la caridad. Mensajes preventivos solicitando más trabajo, vigilancia, tolerancia y oración en las tareas de beneficencia, están siendo redirigidos y posteriormente serán dirigidos a través de la mediumnidad, con objetivo de esclarecerlos previamente y de modo general, sobre las infiltraciones espirituales. Ya fueron convocados los espíritus protectores de todos los encarnados, que ejecutan cualquier tarea en este templo cristiano, solicitando su comparecimiento en una reunión de estudio, donde pediremos su concurso para vigilar a sus tutelados más intensamente, ayudándolos a vencer los ataques de las tinieblas. Ahora, - dijo el trabajador finalizando la exposición, - me compete alertar personalmente a los dirigentes encarnados de éste puesto de servicio. En cuanto a nosotros, sigamos con tranquilidad, no obstante, alerta, guardando confianza en Dios, en nosotros mismos y, principalmente, en los hermanos envueltos en la materia densa. Terminada la conferencia, los trabajadores del mundo espiritual se retiraban en silencio absoluto, dedicándose a las labores de rutina, cuando Castro, el presidente encarnado del Centro, acompañado de Israel, el director de las actividades doctrinarias, se presentaban desdoblados del cuerpo, demostrando en la mirada una expresión de gran preocupación.
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