lunes, 6 de junio de 2011

EL ALMA HUMANA


El alma humana es un Espíritu encarnado.
¡Es increíble que en una definición tan simple pueda encerrarse una verdad tan grande!.
En efecto, a ella se aplica todo lo que los mismos Espíritus enseñaran respecto al Espíritu.
Puede llegarse a la conclusión de que su esencia es puramente espiritual, pues
hasta el periespíritu, , es simple envoltorio semimaterial que la acompaña
en sus diversas encarnaciones en este mundo, pero al que ella se quitará también un día,
cuando por haber alcanzado un grado más alto, puede encarnar en un mundo más
evolucionado y lo cambio por otro menos denso, formado con los fluidos del ambiente deesemundo mejor. Encarnando y reencarnando en un mundo material y en sucesivos mundos
cada vez menos materiales y más elevados, el alma tiene por objetivo supremo su progreso
espiritual, hasta alcanzar la total liberación de la materia y de la necesidad de la encarnación.
El alma humana es, pues, un ser real, individual, independiente y autónomo, de naturaleza puramente espiritual y que tiene por destino grandioso progresar siempre,elevándose cada vez más en conocimientos y en virtudes, realizándolo a través de múltiples
existencias corporales, en las cuales se depura y se eleva gradualmente hasta que, por fin, se
libera totalmente de la necesidad de encarnar, por haberse transformado en Espíritu puro
alcanzando el tono de la Escala Espiritual, pasando a disfrutar una felicidad incomparable inimaginable por el hombre terreno.Con Allan Kardec, pues, y la Nueva Era del Espíritu – que él inició – se abrieron
perspectivas nuevas para el Espíritu humano. Con el concepto del alma la Doctrina Espírita
se transformó en la doctrina de la esperanza, pues descubrió ante los ojos de los hombres
un futuro verdaderamente feliz y promisorio.

1 comentario:

pENSAMENTO & eSPIRITUALIDADE dijo...

Sin duda, sólo el Espiritismo a través de las explicaciones de los Espíritus y de las deducciones inteligentes del maestro Allan Kardec podría definir, dar una idea clara del Espíritu eterno que siempre progresa para la eternidad.