jueves, 25 de octubre de 2012

LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO 2ª PARTE


El nacimiento de Jesús fue el fruto de un matrimonio
contraído entre José y María. José era viudo y padre de cinco
hijos cuando se casó con María. Estos hijos pasaron a ser ante la
historia falseada, primos de Jesús. María era hija de Joaquín y de
Ana, de la ciudad de Jericó, y no tenía más que un hermano
llamado Jaime, dos años menor que ella.
Jesús nació en Belén, sus padres habían viajado hasta allí
por asuntos particulares, con el objeto de reanudar relaciones
comerciales; ésta es la verdadera historia sobre el nacimiento de
Jesús en Belén.
Los primeros años de Jesús transcurrieron como los de
todos los niños, hijo de un artesano acomodado. Era de un
carácter tímido y de una inteligencia avanzada.
Era costumbre de los habitantes de Nazaret encaminarse
hacia Jerusalén unos días antes de la Pascua, que se celebraba en
el mes de Marzo. Jesús tenía en esa época 12 años y acompañó a
su madre y a su hermano mayor que tenía 22 años, con el cual le
unía un especial cariño.
Allí conoció Jesús a José de Arimatea, buen amigo de
José, su padre. José de Arimatea era un hombre bueno, rico y
poderoso, muy respetado porque trataba de igual manera al rico
y al pobre.
Desde el primer momento José de Arimatea se interesó
mucho por Jesús, así que habló con su padre para que lo dejara a
su cargo, para instruirlo y prepararlo en condiciones, para ser un
buen defensor de la religión de Israel.
Cuando murió José, Jesús tenía 23 años y entonces se fue a
vivir con José de Arimatea, quien lo acogió como a un hijo.
Desde este momento empezó a comprender Jesús la misión que
tenía que desempeñar y el camino que debía seguir. Jesús recibía
la grandeza de la nueva luz, de la ley que él traía por inspiración
Divina, que significaba la renuncia y el sacrificio con el amor
recíproco que lo elevaron fuertemente hacia la comunión
universal, hacia la comunión con Dios. Su sacrificio fue de amor
en su más intensa expresión, amor hacia la humanidad, inspirado
por Dios que sostiene al Espíritu en sus debilidades humanas, en
el sacrificio y en la muerte.
Jesús fue paciente, amoroso, tolerante, comprensivo y
humilde con todos los que sufren, con los enfermos, con los
desheredados, con los pecadores y con las rameras, pero fue
enérgico con los mercaderes del templo, con los poderosos y con
los sacerdotes religiosos, que los acusó y desenmascaró sus
mentiras, y finalmente fue valiente enfrentando la muerte.
Él fue el Cristo y el Cristianismo empieza con Él; para ser
cristiano hay que divulgar sus enseñamientos y cumplirlos.
Fundó la Religión Universal que es la religión del amor, y Pedro
apóstol fue nombrado jefe de ella, Pedro fue la piedra angular de
esta religión, sin ninguna ortodoxia ni dogmatismo fanatizado.
Su doctrina es bien fácil y clara: “Ama al prójimo como a ti
mismo, y no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a
ti. “Descubrir el vicio y desenmascarar la impostura. Tomadme
como ejemplo; soy pobre, permaneced pobres; soy perseguido,
sufrid persecución; yo os digo: Que el Espíritu pertenece a Dios
y que el hijo debe abandonar al padre y a la madre antes de
infligir los mandamientos de Dios”.
Cierto día Gandhi hablando con un sacerdote inglés, amigo
suyo, le dijo: “yo he leído vuestra Biblia y lo más hermoso que
he leído en mi vida es el Sermón de la Montaña. Si los que se
dicen cristianos lo cumplieran yo también me haría cristiano,
pero no es así; y acabó diciendo: Siento un profundo respeto y
admiración por vuestro Cristo”.
Muchas personas me han preguntado en diversas ocasiones
qué religión era la mía y yo les he contestado; soy cristiano,
ellos sonriendo me han dicho: igual que nosotros, somos
católicos, yo les he dicho que no es lo mismo, ¿Qué diferencia
hay? Me han preguntado; y yo les he dicho: sólo una, el
Cristianismo es la verdad.
Ni Jesús ni sus apóstoles escribieron ningún evangelio, se
fueron transmitiendo relatos sobre su vida y sus palabras durante
varios siglos, y finalmente se fueron escribiendo en tal cantidad
que según algunos historiadores llegaron a existir hasta sesenta y
seis evangelios. Debo decir que a pesar de la diversidad de ellos,
la moral, la elevación y penetración del mensaje del Maestro,
nunca pudieron ser alteradas, hasta hoy se manifiesta en todos
ellos porque es un mensaje Divino y siempre será un camino de
luz para que lo siga la humanidad.
Todas las religiones son necesarias, todas han tenido su
época de esplendor; en un principio yo tengo que decir que no
soy antirreligioso, soy creyente y quiero decir de buena fe a
todos los responsables religiosos que dogmatizarse en el pasado
es la muerte. Todas las religiones tienen un principio de verdad
y esa verdad hay que revelarla de acuerdo con el progreso de la
humanidad. Yo no estoy en contra de ninguna religión, sino en
contra de los que las manipulan y las utilizan para sacar
provecho de ellas en beneficio propio. La religión católica ha
tenido en el pasado algunos periodos positivos, ha tenido en sus
filas espíritus de gran relevancia, como Francisco de Asís,
Teresa de Jesús, Joanna de Ángelis, Teresa de Calcuta y otros
miles de misioneros, hombres y mujeres, que han dado su vida
por amor a sus semejantes, siguiendo el ejemplo de Jesús. A
todos estos hermanos hay que respetarlos y rendirles homenaje,porque nos sirven de ejemplo como verdaderos cristianos al servicio de Dios y de Jesús. Yo digo como dijo Gandhi; si todos
los católicos fueran así, yo sería el más ferviente servidor del
catolicismo.
Jesús fue el fundador de la Religión Universal, la religión
del amor, del sacrificio y la renuncia, no fue el fundador de la
religión de la intolerancia, de las prisiones, de las hogueras y de
las guerras.
Jesús dijo a Cefas: no te preocupes por los cuidados que
son necesarios para la grandeza futura de nuestra empresa.
Ahora descansa sobre el Maestro y después descansará sobre ti
que eres la piedra fundamental de nuestro edificio. Cefas(Simon pedro) le
contestó radiante: “Maestro bendice la piedra fundamental y
jamás se vendrá abajo el edificio”.
Jamás salió de los labios de Jesús el mezquino juego de
palabras que se atribuyó a este hecho. El origen del nombre de
Pedro fue debido a la facilidad de comparación que proporcionó
en aquel momento, y seguidamente fue conocido como Pedro el
Apóstol de Jesús, fundador de la Religión Universal, ésta
materialmente pobre, resplandeciente de riquezas por sus
aspiraciones dulces y caritativas, fuerte y majestuosa, tierna y
paciente con todos, devota y responsable con todos sus deberes,
invencible por su elevación espiritual y eterna por sus ejemplos
de virtud.
Jesús les recomendó: “Depositad las ofrendas que os hagan
en los pobres, y sacudid el polvo de vuestro calzado para no
llevar nada de ellas a vuestra habitación”.
“La Religión Universal se manifiesta con la elevación del
pensamiento y el deseo de perfección. Las religiones humanas
exigen la fe, sin proporcionar el sentimiento de ésta, y contribuyen
para convertir al hombre en fanático e incrédulo”.
Después de la muerte de Pedro la persecución cristiana fue
disminuyendo; en pocos años se formaron comunidades, agrupaciones
e iglesias, que hacían diferentes interpretaciones de la
vida y enseñamientos de Jesús. En todas las provincias del
Imperio Romano había iglesias con sus respectivos obispos. En
Roma ya tenían un papa: San Silvestre I. La ambición de los
obispos era tan grande que estaban a punto de un peligroso
enfrentamiento. Entonces se decidió hacer el concilio de Nicea
en el año 325. Fue convocado por el papa San Silvestre y bajo la
ejecutora del mismo emperador Constantino. Este concilio
condenó la “herejía” de Arrió, éste negaba la divinidad de
Jesucristo y su consustancialidad con Dios.
Allí, en este concilio se aprobó el dogma: “Creemos en un
solo Dios, Padre todo poderoso, Creador de todas las cosas
visibles e invisibles, y en un solo Señor Jesucristo, el unigénito
del Padre, esto es, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz
de Luz, Dios verdadero, engendrado pero no creado, de la
misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho, en el
Cielo y en la Tierra, que por nosotros los hombres y por nuestra
salvación bajó del cielo, se encarnó y se hizo hombre, padeció y
resucitó al tercer día, subió a los cielos y volverá para juzgar a
vivos y muertos y su Reino no tendrá fin”.
Aquellos que dicen, hubo un tiempo en que Él no existía, y
Él no existía antes de ser engendrado, la Iglesia Católica los
anatematiza.
La adhesión fue general y entusiasta. Todos los obispos,
excepto cinco, se declararon prestos a suscribir dicha formula,
convencidos de que contenía la verdadera fe de la Iglesia
Apostólica. Los oponentes quedaron reducidos a dos; Teón de
Marmárica y Segundo de Tolomeo, que fueron exiliados y
anatematizados. Arrió y sus escritos fueron también marcados
con el anatema, sus libros fueron arrojados al fuego y él fue
exiliado a Llíria.
Las comunidades cristianas que seguían los enseñamientos
del Maestro; compartían sus bienes y trabajaban la tierra para
conseguir su alimento, todas sus puertas estaban abiertas para el
viajero que necesitaba un techo para dormir y un pedazo de pan
para cenar. Vivían como hermanos y cuidaban de los enfermos.
Por las noches comentaban los enseñamientos de Jesús y
confiaban en él. Estas comunidades, declaradas en herejía,
fueron perseguidas y exterminadas y los que pudieron salvarse
se refugiaron en las montañas.
Antes de seguir adelante quiero aclarar y descubrir una
gran confusión que ha utilizado la Iglesia Católica hasta hoy,
sobre el origen de Jesús y su familia.
Débora, hija de Alfeo, fue la primera mujer de José, con la
cual tuvo cinco hijos que se llamaron: Cleophas, Eleazar,
Cleofe, Matías y Débora.
En segundo matrimonio se casó con María y tuvo siete
hijos más, que se llamaron: el primero, Jesús y seguidamente,
Efraín, José, Elisabeta, Andrea, Ana y Jaime.
Esta es la verdad sobre la familia de Jesús y su nacimiento,
y esta verdad no lo desmerece en nada, por el contrario, tiene
mucho más mérito porque su elevación la ha conseguido con su
propio esfuerzo. No es Dios, porque Dios es inmaterial y no
puede materializarse, pero es Jesús quien lo representa aquí en
nuestro mundo; para nosotros es como si fuese Dios. Él es el
sublime peregrino que reencarnó en la Tierra, no para salvarnos
porque nuestra salvación depende de cada uno, pero sí se
sometió a una vida de sufrimientos en un mundo tan primitivo
como el nuestro, para enseñarnos el camino de nuestra salvación,
el camino de la verdad y de la vida.
También es necesario hacer una aclaración sobre la muerte
de Jesús, que también fue manipulada y revelada de manera
diferente:
La muerte de Jesús levantó muchas expectativas porque se
había corrido el rumor de que a los tres días iba a resucitar. Esto
hoy está desmentido científicamente, un cuerpo muerto jamás
puede tener vida, aunque se produjese un milagro, algo que
tampoco es posible.
“Jesús dijo: Yo no he venido para alterar la ley, sino para
cumplirla”. Este asunto preocupaba mucho a Pedro y a José de
Arimatea, temían que el populacho fuese a la tumba, sacaran el
cuerpo y lo profanaran. Así decidieron abrir la tumba durante la
noche y sacar el cuerpo y enterrarlo en un sepulcro distante de
allí, que había sido abandonado por sus propietarios.
Al día siguiente fue María a visitar la tumba y con
asombro vio que estaba abierta y el cuerpo había desaparecido.
Triste y llorosa regresaba, cuando vio ante ella a Jesús, en
Espíritu totalmente materializado. Ella lo reconoció y emocionada
de rodillas le dice: ¡Maestro! Él le da su mano la levanta y
le dice: María ve y cuenta lo que has visto.
María presurosa llegó al tabernáculo donde estaban todos
los apóstoles reunidos, y gritando con alegría les dice: he visto
al Maestro, ¡está vivo! Todos escuchaban con asombro y no
podían creer lo que María estaba diciendo. José de Arimatea y
Pedro que estaban allí se miraron significativamente, como
diciendo es mejor aceptar esta mentira que revelar la verdad. Y
así pasó a la historia.
Después cada uno lo ha utilizado de acuerdo con sus
intereses o convicciones.
esta segunda parte y habrá más es recogido el material del libro Las Verdades del Espiritismo

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