¿La
depresión es una dolencia solamente de nuestros tiempos? No. La
depresión es una enfermedad tan antigua como el hombre. Si
recorremos algunas páginas de la historia encontraremos,
en
todas las épocas, hermanos nuestros presentando un comportamiento
típico de los depresivos.
A
la luz de la reencarnación, nosotros podremos ser los depresivos de
la historia, ahora inmersos en un nuevo cuerpo, para una nueva
experiencia, en busca de la liberación definitiva, como además,
consta expresamente en la pregunta 132 de El Libro de los Espíritus.
Job,
uno de los tantos personajes bíblicos, es uno de los ejemplos más
clásicos.
Poseía
esposa, hijos y empleados, así como amigos y
respetabilidad, y muchos bienes materiales, tales como bueyes, asnos,
ovejas, camellos, y en una cierta altura de su existencia, los perdió
prácticamente a todos.
Más
allá de esa pérdida -
que puede ser una de las causas de la depresión -, Job enfrentó
adversidades, enfermedades e incontables aflicciones. Cuenta la
historia de este personaje que
él,
que resistió por cierto período, terminó abatiéndose, para caer
en una profunda depresión, maldiciendo a la vida y deseando la
muerte, conducta ésta que, como se verá en un capítulo
apropiado
(V: consecuencias), es muy común entre los portadores de tal
enfermedad.
En
el capítulo tres de su libro, versículos 20 al 22, Job llega a
exclamar: "¿porqué se da luz al miserable, y vida a
los amargados de ánimo, que esperan la muerte, y ella no viene: y
cavan en
procura
de ella más que de tesoros ocultos; que saltan de alegría y se
entusiasman encontrando la sepultura?"
También
en el colegio apostólico de Jesús encontraremos dos personajes que
presentan, en algunas circunstancias, un comportamiento típicamente
depresivo. Ellos son: Pedro y Judas Iscariotes.
Pedro,
como narran las Escrituras, negó que conociese a la persona del
Maestro, cuando éste era juzgado.
Este
apóstol presenta otra causa de depresión cual es el sentimientode
culpa a causa del error practicado, negando
que conociese al Amigo. Mateo, narrando el episodio, comenta la
actitud
de
Pedro: "y al salir de allí, lloró
amargamente."
Judas,
a su vez, y según las narraciones evangélicas, habría vendido
al Amigo. Como resultado del error (la misma causa de Pedro), que
lo llevó al remordimiento, Judas presenta una de las más graves
consecuencias de la depresión: el suicidio, como es narrado por
Mateo.
Por
ser una enfermedad de todos los tiempos, la depresión está presente
en los días actuales, y se puede afirmar que son muchos los
depresivos célebres y se suman, por millones, los enfermos
que
yacen en el anonimato. Son tantos los depresivos en los tiempos
modernos, que algunos llegan a afirmar que la depresión es la
dolencia del siglo.
¿cuántos
son los depresivos?
Algunas
estadísticas refieren que los depresivos serían alrededor del 10%
de la población mundial. Otras, indican que por lo menos el 15% de
esa misma población, en un momento cualquiera de sus vidas, podrán
contraer ese mal. El Espíritu Juana de Angelis, a través de la
psicografía de Divaldo Pereira Franco, asevera que la Humanidad
posee, por lo menos, 100 millones padeciendo la enfermedad que
estamos tratando.
Si
consideramos las poblaciones encarnada y
desencarnada, llegaremos a un número aún
mayor. La Espiritualidad Superior afirma que la Tierra posee,
considerando los dos planos, una población que supera los veinte
billones de espíritus. Si se hace una proyección de las
estadísticas, que involucre a los y a los desencarnados,
se concluye que el número de depresivos alcaencarnadosnza cifras alarmantes.
Esto es así, porque el alma podrá proseguir enferma después de la
desencarnación o muerte.
¿quién
podrá contraer la depresión?
De
esta forma, esta enfermedad puede afectar a niños, adolescentes,
jóvenes, personas en la madurez de la vida y también ancianos.
Asimismo,
puede también afectar a ricos y pobres, cultos e ignorantes,
encarnados y desencarnados, blancos, negros, amarillos; en suma:
hijos de todas las naciones.
De
este modo y en principio, ninguna persona, sea cual fuera su
condición, está libre de padecer este terrible mal.
¿cuánto
tiempo puede durar una depresión?
La
depresión puede perdurar por toda la encarnación y acompañar al
espíritu desencarnado en su retorno al mundo espiritual y aún es
posible que el espíritu desencarnado y con depresión, retorne
para
una nueva experiencia en la Tierra, portador de la enfermedad.
Demostrando
que la depresión puede acompañar al espíritu por un largo período,
vale la pena ilustrar con una historia, aquí resumida, narrada por
Divaldo Pereira Franco en una de sus notables
conferencias.
Un
hombre casado, se enamoró, profundamente, de una joven vendedora
de ilusiones, que frecuentaba la noche de Buenos Aires.
A
pesar de ser dedicado a su esposa, por algún tiempo mantuvo esa
relación afectiva-sexual con la joven, hasta que varias
circunstancias la impulsaron a buscar una ruptura. Con ese propósito,
la
joven
dispone un largo viaje, fuera del propio país.
Todas
las noches, -siempre los miércoles, que era el día en que ellos se
encontraban, durante meses consecutivos-, el personaje de nuestra
historia iba regularmente a la casa nocturna, en la esperanza,
siempre
frustrada, de reencontrar a la mujer amada. A medida que el tiempo
pasaba y la joven no retornaba, él entró en una profunda depresión,
enfermándose rápidamente y debilitándose, al punto de desencarnar
prematuramente.
Posteriormente,
la joven retornó a Buenos Aires y se enteró del fallecimiento de su
amado. Buscando una reacción y una readaptación a la nueva
situación, ella traba contacto con el Espiritismo. Se convierte a
esta Doctrina y se transforma sobremanera, y pasa a ser adoptaba por
un matrimonio ilustre y respetable de la Argentina.
Años
más tarde, perfectamente integrada ya a la conducta ética, ella se
enamoró de un muchacho, casándose con él. No muchos años después,
gana su primer hijo, un lindo y triste niño. Este
niño, no obstante todo el empeño de los amorosos padres y abuelos
dedicados, era un ser invariablemente triste, raramente alegrándose
profundamente. Era el amado de otrora que retornaba por los
lazos sacrosantos de la paternidad, porque había sido incapaz de
permanecer por más tiempo en el mundo espiritual. Como desease y
necesitase reencarnar para lograr el reequilibrio, así como retomar
el vínculo afectivo, que ahora tendría como objetivo la
sublimación, él retorna, sin haberse recuperado de la depresión
que lo había llevado a la desencarnación, reencarnando deprimido.
Juana
de Angelis le informa a Divaldo que el niño no resistiría muchos
años en el cuerpo, que desencarnaría relativamente joven, como
consecuencia de la depresión alimentada intensamente en
los
últimos años de su existencia anterior, sumándose los períodos de
esa experiencia, de desencarnado y otra vez encarnado.
Se
nota, pues, que la depresión es un estado emocional que puede
acompañar al ser a donde quiera que él se encuentre, en el cuerpo o
fuera de él, pudiendo reencarnar con depresión después de haber
desencarnado en ese estado.
Finalmente,
registremos que los estudiosos afirman que si una tristeza profunda
persiste por dos semanas, sin indicio de recuperación, ya puede ser
diagnosticada como una depresión clínica.
André
Luiz, en su obra En el Mundo Mayor
hace comentarios excelentes sobre la Casa
Mental, diciendo que poseemos apenas un
cerebro, que se divide en tres regiones distintas, que son: el
subconsciente, el
consciente y el súper
consciente. Él compara la Casa
Mental a un castillo constituido de tres
pisos. En el primer piso, está situado el subconsciente;
en el segundo, el
consciente;
y en el tercer piso, se encuentra el súper
consciente.
En
el sistema nervioso, dice el querido médico espiritual, tenemos el
cerebro inicial, o subconsciente. El subconsciente representa
y o contiene:
·
El repositorio de los movimientos instintivos;
·
Lo profundo de la individualidad;
·
El archivo de las experiencias;
·
El registro de los pequeños hechos de la vida;
·
El sumario vivo de los servicios realizados;
·
El hábito y el automatismo, que viven en él;
·
Representa y contiene el pasado, de ésta o de
las anteriores
reencarnaciones.
El
consciente, prosigue
explicando André Luiz, se localiza en la región del córtex motor y
también en la zona intermediaria entre los lóbulos frontales y los
nervios. El consciente identifica:
·
Las energías motoras para las manifestaciones
imprescindibles en el actual momento evolutivo de nuestro modo de
ser;
·
Representa el domicilio de las conquistas
actuales;
·
En él se yerguen y consolidan las cualidades
nobles que estamos edificando;
·
En él residen el esfuerzo y la voluntad.
·
Representa el presente.
En
el tercer piso de ese castillo, se localiza el súper
consciente, que se encuentra en los planos de
los lóbulos frontales; este superconsciente,
aún silencioso para la investigación científica
del
mundo, que:
·
Representa la parte más noble de nuestro
organismo divino en evolución;
·
Representa la casa de las nociones superiores,
indicando las excelencias que nos cabe alcanzar;
·
En él, permanece el ideal y la meta superior a
ser lograda;
·
Representa el futuro.
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