viernes, 4 de julio de 2014

VIDA DE JESÚS CONTADA POR EL MISMO CAPITULO 10º

Me gusta este tema mucho, porque me da fuerza y amor, para ver todas las cosas que por inmaduros a veces nos dejamos en el camino; puedo pensar y meditar sobre lo que Jesús nos comunico con su amor: Nunca nos deja solos, siempre esta con nosotros en cada momento por duro que sea, siempre estoy preparada para amarlo sobre todas las cosas por que me enseña tanto nos da tanto, que me da fuerzas, para amarlo y darle una satisfacción de amor y caridad.
¿Siempre te querré y siempre estaré a tu lado. Amigo Jesús mi amor es para siempre:
Todos los espíritus deben descubrir el poder de Dios y la dependencia de su propia naturaleza. Todos los espíritus deben estudiar el origen y el objeto de la existencia, pero deben al mismo tiempo dominar el instinto natural de la materia para convertir este descubrimiento y este dominio en el pedestal de su grandeza espiritual.
Todos los espíritus humanos, aunque tuvieran que permanecer siglos en la ignorancia, no saldrán de esta ignorancia sino cuando sus tendencias carnales hayan sido finalmente anuladas, mediante esfuerzos de paciencia y pruebas de pureza en presencia de la elevada esperanza de los bienes fastuosos de la espiritualidad.
Hermanos míos, en el mundo en que habitáis, las influencias del círculo de vuestras alianzas y la ceguera del espíritu no le permiten al pensamiento elevarse hasta los deliciosos goces de la espiritualidad. Él no es capaz de desprenderse de los objetos materiales y pocas veces le es dado meditar sobre la potencia de Dios, sintiéndose enseguida desviado por las aparentes contradicciones recogidas en el mismo seno de la naturaleza terrestre, mas la fuerza de la gracia está ahí, la luz de
Dios hiende las tinieblas, la voluntad del espíritu despedaza el yugo que lo aprisiona. Entonces el espíritu humano, decidido a conquistar su engrandecimiento, rasga el velo que le esconde la adorable figura de Dios.
¡Oh, divina naturaleza del alma! ¡Arroja tus lazos y tus dulzuras sobre el camino del hombre, en medio de las tribulaciones materiales y concede los dones de la ciencia a los que te reconocen como elemento de vida y de felicidad! ¡Sé la alegría de los creyentes y provoca entre ellos ideas de reformas, refina sus gustos, ensancha sus pensamientos y concédeles honores de alta moralidad! ¡Haz que baje entre las sombras de las pasiones la tranquila claridad, calma la fiebre de las pasiones,
destruye las causas del delito aplicando a todos los males el bálsamo de la palabra celeste! ¡Conviértete en el consuelo de los justos, pero da también aviso a los pecadores y haz la luz en la noche de sus espíritus! ¡Bella y santa poesía del alma,
domina las humillaciones de la materia carnal y conviértete en la fuente de los mejoramientos del espíritu humano!. Hermanos míos, la dependencia del espíritu humano, de la naturaleza espiritual del alma, es la base del pensamiento eterno de Dios para convertir las criaturas en el objeto de su amor. El principio de la religión universal descansa sobre esta base, que os muestra al hombre en su porvenir, libertado del yugo de los vicios de la naturaleza carnal y resplandeciente de los atributos del alma, cuya naturaleza es divina.
Alejo de mi pensamiento el recuerdo del embrutecimiento del hombre y demuestro a sus miradas el desarrollo futuro de su naturaleza espiritual, colocando como principio el indicado resultado de los esfuerzos del Ser y de la multiplicidad de conocimientos adquiridos. Mas debo deducir de todo lo dicho, que los esfuerzos del trabajo y la multiplicidad de las luces determinen el adelanto del espíritu y describan el círculo de sus atribuciones en el eterno pensamiento divino. Aparto de mi naturaleza el cuadro de los humillantes errores del espíritu humano, pero aspiro a su regeneración y esta aspiración llegará a ser una realidad. Aparto la vista de los hábitos monstruosos, de los negocios deshonrosos, de las prepotencias, de los delitos, de los horrores, de las corrupciones y veo en el fondo del cielo de mi alma, desarrollados cambios, elevaciones, honores y fuerzas para conquistar el poder  espiritual.
En el retraso de su naturaleza espiritual, los hombres se convierten en fraticidas e impíos. Vueltos a la felicidad que proporciona la memoria del alma, comprenderán el destino de sus espíritus y la justicia del fardo que constituyen las pruebas de la vida corporal. Sabrán armonizar las potencias del impulso carnal, con la solidez de las reglas del orden superior y recogerán el dulce fruto de la oración, cuando esta oración sea dirigida al Creador del Universo, cuyas obras serán respetadas y observadas sus leyes. Todos colaborarán en los propósitos divinos, cuando se entreguen al trabajo, reconociéndolo como la causa del acrecentamiento de la fuerza y de la inteligencia que nos aproximan a Dios. Los hombres se encuentran alejados de Dios. Los espíritus de la Tierra son inferiores como familias y como individualidades. La elevada expresión de la inteligencia divina los encuentra fríos y escépticos, el desarrollo de su órgano auditivo no está en relación con las armonías de la gracia, de cuyos dones están rodeados, y la pureza del elemento espiritual los hace parecer larvas que se arrastran por encima de las carnes putrefactas de un cadáver. Mas, lo hemos dicho ya, la gracia de la fuerza está ahí… La luz de Dios penetra a través de las tinieblas, la voluntad del espíritu despedaza el yugo que lo aprisiona, y por lo tanto el espíritu humano, pobre aún, pero resuelto a engrandecerse, rasga el velo que le esconde la adorable figura de Dios. El fin de los espíritus es el progresar y poco importa la naturaleza de los obstáculos que los rodean. ¿Qué pueden importarle las ambiciones mezquinas de su demora momentánea en la vida material? La desproporción de los alcances intelectuales con relación a la idea de la verdadera justicia y de las elevadas gracias, que por todas partes los rodean, ha de desaparecer por efecto de la voluntad y se ha de evidenciar la naturaleza espiritual cuando se borre la materialidad bajo el
imperio de mayores progresos y de alianzas más nobles en manifestaciones del alma.
Los espíritus de la Tierra se encuentran alejados de Dios a causa de la inferioridad de su naturaleza, que los somete a leyes monstruosas de la impiedad y a costumbres de bárbaros goces. Pero espíritus de más elevada naturaleza vienen a emancipar el pensamiento y a ensanchar el criterio de los espíritus de la Tierra y a menudo les son concedidas fuerzas de luces especiales que les permiten, mediante
apoyos de naturaleza intermediaria, poderse sostener en medio de estos espíritus atrasados, en medio del ambiente oscuro y de sufrimientos de la humanidad.
¡Pobres espíritus terrestres! Humillaos ante la ciencia de los delegados de Dios, para abreviar el camino hacia vuestra espiritualidad. Permaneced a la expectativa de los bienes futuros, caminando de una manera activa y consciente en medio de las pasiones y de los males de la humanidad, para reprimir las tendencias perniciosas de vuestra naturaleza y para aliviar a los más miserables entre vosotros.
Aprended a daros cuenta del objeto de vuestra existencia y proseguid el trabajo de vuestra regeneración, a pesar de la presión que el espíritu debe soportar por efecto de la lucha y de alejamiento de los hombres, entregados a los goces y al orgullo.
Buscad ayuda y consuelo en la fuente de la Divinidad y aligerad el fardo de los dolores propios de la naturaleza corporal en el empleo de las fuerzas de la naturaleza espiritual.
Sí, hermanos míos, es realmente Jesús quien os habla, mas la alegría intelectual derivada de la manifestaciones de su espíritu no puede ser concedida sino a los que han empezado la tarea de su purificación, el trabajo de su desmaterialización, a los que han entrado ya por el camino de las reformas de su propia naturaleza animal y por el de las luchas en contra de sí mismo, en contra de
todas las pasiones desorganizadoras del alma, en contra de todos los vicios que hacen descender al espíritu al nivel de los brutos, en contra de la ambición de los bienes terrestres, en contra de la facultad pensante que trata tan sólo de culpables ficciones, malas doctrinas, delirios de imaginación dignos de lástima, falsos estudios filosóficos, tristes soluciones, despreciables negaciones de la existencia de Dios.
Descubrid vuestros destinos, hermanos míos, en la manifestación espiritual. Practicad excursiones en medio de la luz, y libertad vuestras almas de los lazos que las oprimen. Permaneced defensores del el amor de la familia con el amor entre todos los espíritus, se aproxima a la habitación humilde lo mismo que a la fastuosa morada, y explica el porqué del rigor de las pruebas al lado de la abundancia de los dones; el por qué de la grandeza de las ideas al lado de la desnudez del espíritu, del camino de los honores al lado del estancamiento de las facultades, de la posesión de grandes inteligencias al lado del desarrollo puramente vegetativo del hombre en sus fases de crecimiento y de pausa.
libre pensamiento, ¡oh, vosotros que deseáis la emancipación del espíritu!, haced participar en la discusión el gran nombre de Dios e inclinaos ante los testimonios de su poder y de su amor. Acumulad tesoros de ciencia, pero recordad que sin la debida participación del espíritu, no existen verdaderos triunfos para el hombre y abandonad el tonto orgullo y el insolente desprecio de las naturalezas inferiores por lo que saben y por lo que no saben, por no alcanzarlo a concebir. Influid en favor de la educación general de las masas y emplead vuestras facultades para el bien general. Buscad creyentes para la religión universal, haciéndoos sus apóstoles. Ella quiere la fraternidad entre los hombres y la devoción para con Dios, busca el elemento divino en su pureza y la paz en el mundo, relaciona
Humillad la naturaleza carnal en lo que ella tiene de bestial. Destruid la vergüenza en el matrimonio reemplazándola por la sinceridad y la delicadeza del amor.
Huid de la gloria adornada de sangre, de las alegrías compradas con el precio de la deshonra, de los humos de la embriaguez y de las tentaciones de la carne. Haced que bajen hacia vosotros las fuerzas de la patria celeste, pidiéndolas con el fervor de un alma llena de esperanza y orad, como oran los ángeles, sin mezcla de debilidad y con la abnegación de las grandes almas. Llevad en el cumplimiento de las leyes humanas, la fuerza demostrativa del espíritu que lucha en contra de la sensibilidad del alma, pero dejad que el alma hable para endulzar la suerte del condenado. Id a la casa del pobre para dar pruebas de fraternidad. Castigad el asesinato pero jamás matéis al asesino; el derecho de muerte
sólo a Dios pertenece.
Haced descansar la ley humana sobre la ley divina y levantad al culpable después de la expiación para inducirlo hacia el camino de la rehabilitación y de la libertad. Despojad al hombre anciano de todas sus vejeces, rejuveneciéndolo en todo sentido y escribid sobre su rejuvenecimiento esta máxima religiosa humanitaria y fundamental: Dios para todos y cada hombre para sus hermanos.
Decid a todos los espíritus que la gracia se adquiere por el buen empleo de todas las facultades y poned en obra para la regeneración social la penosa pero gloriosa actividad de los nobles hijos de Dios, de los inteligentes y de los fuertes, mandados en auxilio de los ignorantes y de los débiles.
Entonces, hermanos míos, Jesús ya no os parecerá más tan lejos de vosotros y las manifestaciones de su espíritu arraigarán las convicciones en los vuestros, así como la dulce piedad de su alma atraerá los entusiasmos de vuestros corazones.

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