viernes, 1 de agosto de 2008

Acerca de la amistad


Acerca de la amistad
Davilson Silva — davsilva.sp@gmail.com
Uno de los asuntos más admirables de la Obra Divina es la amistad entre los seres, el apego entre las criaturas humanas, aquella fascinación, aquella tendencia para sentirse lo que sentiría otra persona, en el caso de que este experimente ciertas situaciones, circunstancias. Algunos dicen tener predilección por amar a los animales que a sus semejantes, teniendo como “amigo” un perrito, por ejemplo. Según algunos, un perro jamás “exige”. iiClaro!! iiEl animal no habla!!...
Quién no es capaz de amar como se debe a sus semejantes, no es capaz realmente de amar a animales, plantas, ríos, mares, el aire que respira, etc. El verdadero amor trae alegría, es el goce precoz de la plena ventura. No existe cosa mejor en el mundo que el apoyo de un corazón amigo, sobretodo en las ocasiones difíciles; un amigo del alma, gente nuestra, jamás se esconderá, si procurado, y siempre reconocerá un beneficio recibido. Tener amistad es como poseer una flor viva de exuberante frescor y embriagante fragancia a impregnarse en el alma, dándole energía moral.
Comparo una amistad íntegra, sin artificios, sin malas intenciones a ciertas flores que, conforme su forma y color, son capaces de conmover sobremanera. Amistad también es un modo de decirse que la vida puede ser maravillosa, existe luz al final del túnel...
Todavía lo más importante en la amistad es el resguardo de los rigores incomprensibles que no sabe divisar cuándo el derecho de un amigo empieza y el nuestro termina. Nadie puede quitar los frutos de la cordialidad en un sitio donde jamás se sembró o en el cual, si se sembró, dejó de disponerse de lo necesario para la subsistencia, a los cuidados imprescindibles de la cultura de no herir, de no exigir la práctica o la repulsa de ciertas conductas o acatamiento a situaciones sin ponderar. Amistad es una cuestión de sensibilidad, de ética.
Sí, no hay alegría, placer de vivir, sobretodo crecimiento espiritual donde no existe un sentimiento fiel de afección que caracteriza una bella amistad. Amigos, sin embargo, se obtienen por mérito, por nuestros buenos ejemplos, y la regla esencial es la que indica el Maestro Jesús: “Haz al prójimo todo lo que deseas para tí mismo”, o sea, el Bien. El resto es solo habladurías.
La amistad es como un bálsamo en las aflicciones de la vida. Esforcémonos por tener la mayor cantidad posible de amigos, mientras aquí hagamos mansión, ya que, para eso, Dios nos permitió renacer en el mismo planeta, y “no se turbe vuestro corazón” (según así decía el Maestro): con las mismas personas de otras existencias o, por lo menos, con algunas de ellas.
Fijémonos en esta máxima tan conocida por nosotros, espíritas: “La Tierra es un planeta de pruebas y expiaciones”... iBien! Ni el mismo Jesús, que dio sublimes ejemplos de la más pura amistad, consiguió amigos a millares; ni en el ámbito de las relaciones más íntimas. Paciencia.
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El autor es periodista, presidente de la Fraternidade Espírita Aurora da Paz (Feap) (www.feap.udesp.org.br), y miembro de la União dos Delegados de Polícia Espíritas do Estado de São Paulo, Brasil (www.udesp.org.br).

1 comentario:

Azucena dijo...

GRACIAS DAVILSON POR TU APORTACIÓN A EN RIQUECER EL BLOG