"Influyen los Espíritus en nuestros pensamientos y en nuestros actos?
Mucho más de lo que imagináis. Influyen a tal punto, que de ordinario, son ellos quienes os dirigen."
(El Libro de los Espíritus, Allan Kardec, pregunta 459.)
La afirmación dada por los Espíritus a Allan Kardec demuestra que, en la mayoría de las ocasiones, todos nosotros -encarnados- podemos estar actuando bajo la influencia de entidades espirituales, que por afinidad se acercan de acuerdo con nuestro modo de pensar y de ser, o en cuyos niveles vibratorios respiramos.
Esto no debe causarnos admiración, pues si analizamos el asunto bajo el aspecto puramente terrestre llegaremos a la conclusión de que vivimos en permanente sintonía con las personas que nos rodean, sean familiares o no, de las cuales recibimos influencias a través de las ideas que exteriorizan, de los ejemplos que nos dan y también la influencia que ejercemos con nuestra personalidad y puntos de vista.
Sucede que cuando no conseguimos ejercer influencia sobre alguien que convive con nosotros y deseamos esté bajo nuestro esfera personal, intentamos por todos los medios convencerlo con argumentos persuasivos de variada intensidad, a fin de alcanzar nuestro propósito.
Lo mismo ocurre con los habitantes del mundo espiritual, siendo ellos los seres humanos desencarnados, quienes, pese haber dejado su envoltura carnal, continúan conservando su manera de pensar y las características de su personalidad.
Así, vamos a encontrar desde la actuación benéfica de Benefactores y Amigos Espirituales, que buscan encaminarnos para el bien, hasta, los familiares que, venciendo la otra vida o el más allá, desean continuar influenciando a los miembros de su clan familiar, sea con buenas o malas intenciones, o nos encontramos con aquellos otros a quienes perjudicamos con actos de mayor o menor gravedad, en esta o en anteriores reencarnaciones, y que nos procuran, en el tiempo y en el espacio, para cobrar la deuda que con ellos adquirimos.
A su vez, los que están en el plano extrafísico también son objeto de las mismas influencias, que parten de la mente de encarnados que compartieron el mismo modo de pensar, o que provienen de los planos superiores.
y, aunque se encuentren en mediana o inferior evolución, la acción por desafectos, hace que los seres se busquen intensamente por el pensamiento, en recíproca comunión de vibraciones y sentimientos constantes. Ese intercambio es continuo y corresponde a cada individuo escoger y optar por la onda mental con la que se sintonizará.
Por consiguiente, la respuesta de los Espíritus, a Kardec nos da una noción exacta del intercambio existente entre los seres humanos, sea él inconsciente o no, pero, de todas maneras, real y constante.
COMPAÑIAS ESPIRITUALES
Cuando el pensamiento crea imágenes fluídicas, estas se reflejan en la envoltura periespiritual como en un espejo: allí toman cuerpo y se podría decir que son fotografiadas. Vemos que los movimientos más secretos del alma repercuten en la envoltura fluídica, y así es como un alma puede leer en otra al igual que en un libro y ver lo que no es perceptible por medio de los ojos corporales”.
(La Génesis, Allan Kardec, cap. XIV, ítem 15.)
Una simple vibración, o un pensamiento emitido por nuestro ser, por más secreto que se produzca, evidencia de inmediato la franja vibratoria en que nos situamos, y que tendrá repercusión en aquellos que se encuentran en la misma frecuencia vibratoria. De esta manera, atraemos a aquellos que comulgan con nosotros y que se identifican con la calidad de nuestra emisión mental.
A través de este proceso, captando nuestras intenciones, sintiendo las emociones que exteriorizamos y "leyendo" nuestros pensamientos, es la causa por la cual los Espíritus se aproximan a nosotros y, no es raro que pasen a dirigir y mandar nuestras acciones. Eso se da imperceptiblemente. Establecidas las afinidades con nosotros, queriendo y pensando como nosotros, fácilmente se produce la identificación, pasando a actuar de común acuerdo con ellos, seguros de que influencian nuestra voluntad; tal es la reciprocidad de sintonía existente.
No entraremos en el asunto del libre albedrío, sobradamente conocido por los espíritas. Sabemos que nuestra voluntad es libre de aceptar o no estas influencias. Que la decisión es el resultado de nuestra responsabilidad individual.
Es importante meditar al respecto y conocer, cuan fácil somos de ser influenciados, y cuan débiles e indecisos nos encontramos. El Espiritismo, al levantar el velo de los misterios, nos ofrece una clara explicación al demostrarnos la verdad de ese conocimiento, presentándonos las condiciones para vencer los errores y sobretodo preservándonos de nuevas caídas.
Para los Espíritus se les facilita dirigirnos. Esto sucede con los hombres en general sean médiums videntes o no.
Y es que, como médiums, todos somos sensibles a esas aproximaciones y ninguno hay que esté absolutamente libre de esas influencias espirituales. Escoger nuestra compañía espiritual es de nuestra exclusiva responsabilidad. Somos libres para tal opción.
En el pasado, lo sabemos hoy, seleccionamos el sendero de las sobras, triamos tortuosos y tentadores caminos, que nos parecían bellos. Optamos por el disfrute material, escogimos la ruta del crimen, en donde nos pervertimos con nuestra locura, mientras hacíamos sufrir a los seres que se nos aproximaban. Muchos de nosotros escuchamos la palabra de Cristo y tuvimos la libertad de elegir entre la luz y la sombra. Pero aturdidos y enloquecidos, preferimos a Mamón y a Cesar.
Después de esa desastrosa decisión, que repercutia en nuestro mundo íntimo, en tragedias de crueles dolores y sufrimientos prolongados por siglos, fuimos girando, como rocas llevadas por el caudal de las aguas turbulentas, acompañados de aquellos que elegimos como compañeros de siglos. Hasta que llegamos finalmente, al puerto seguro del Consolador.
Toda esa trayectoria está magníficamente narrada por Juana de Angelis, en el capítulo 24 de su libro "Después de la Tempestad". Ella nos advierte que ya no hay más tiempo que perder: "Estos son los momentos en los que debemos enfilar hacia realizaciones eternas. Por tanto, tomemos la definitiva y seria decisión de producir con detenimiento, acercándonos a Jesús y dejándonos conducir por El hasta el fin de la jornada."
He ahí la opción que el Espiritismo nos ofrece. escoja de una forma madura y consciente. la selección hecha por quien ya sabe y conoce. Por lo tanto es mucho más responsable.
QUE ES LA OBSESION
"La obsesión es la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un individuo. Presenta caracteres muy diversos, desde la simple influencia moral, sin perceptibles señales exteriores, hasta la perturbación completa del organismo y de las facultades mentales."
(El Evangelio Según elEspiritismo, Allan Kardec, cap. XXVIII, ítem 81.)
Obsesión --Referencia) Impertinencia, persecución, opresión. Preocupación con determinada idea que domina de manera enfermiza al espíritu, resultado, o no de sentimientos refrenados; idea fija; manía. (1)
Vulgarmente la palabra obsesión significa, idea fija en alguna cosa, generando un estado mental enfermizo, pudiendo originar manías, desequilibrios, actitudes extrañas.
Entre nosotros, los espíritas, el término tiene una aceptación más profunda, tal como lo fue dicho por el Codificador. Confrontando el significado vulgar del vocablo y el definido por Kardec, verifiquemos que la "la preocupación con determinada idea, que domina morbosamente al espíritu", puede también resultar de la convicción de un sentimiento de culpa existente en los lugares más incognitos, de la mente, indicando realmente "persecución" manifestada en la presencia del obsesor que viene a vengarse del antiguo verdugo o cómplice.
Esclarece el maestro de Lyon: la obsesión sucede siempre por causa de una imperfección moral, que da ascendencia a un Espíritu perverso.
"Casi siempre la obsesión es el resultado de una venganza ejercida por un Espíritu y cuyo origen frecuentemente se encuentra en las relaciones que el obsesado mantuvo con el obsesor, en una
determinada, precedente existencia:
Obsesión – es el cobro que llega a tocar las puertas del alma -- es un proceso bilateral. Se hace presente porque existe de un lado el cobrador, sediento de venganza, sintiéndose herido injustamente y de otro lado el deudor, que trae impreso en su periespíritu las marcas de la culpa, del remordimiento o del odio que no se extinguió.
La obsesión, vista desde el ángulo del obsesado como desde la óptica del obsesor, solamente ocurre cuando los seres humanos, llevan en sus almas mayor porcentaje de sombras que de luz.
Mientras eso ocurra, siempre habrán obsesores y obsesados: el dominio negativo por quien és mentalmente más fuerte, sobre el más débil; del acreedor sobre el deudor. Y existirán los verdugos y las víctimas.
Tal estado de cosas se armonizará cuando existan hermanos que se amen.
Resumiendo, diremos: se configura la obsesión cuando alguien, encarnado o desencanado, ejerce sobre otro una fuerza mental negativa - por cualquier motivo - a través de la simple sugestión, inducción o coacción, con el propósito de dominar, proceso este que se repite continuamente, en la Tierra o en el Plano Espiritual inferior. Y, por consiguiente, tendremos el obsesor y el obsesado.
(2) La Génesis, Allan Kardec, cap. XIV, ítem 46, 22.a ed. FEB.
GRADOS DE LAS OBSESIONES
"Y es así que, a veces, somos locos temporales, grandes obsesados por algunos minutos, alienados mentales en marcadas circunstancias de lugar o de tiempo, o aún, enfermos de la razón en periódicas crisis, médiums en lamentable desarmonía, por la permanencia prolongada en actitudes viciosas, adquiriendo compromisos de bajo tenor con acciones no muy felices que practicamos, semi-inconscientemente, sugestionados unos por otros, pero, ante la Ley, nuestra voluntad es responsable de todos nuestros problemas de sintonía."
(Mecanismo de la Mediumnidad, André Luiz, psicografía de Francisco Cándido Xavier y Waldo Vieira, cap. XVI.)
El problema de la obsesión reside, principalmente, en el estado de sutileza con el que se presenta, de tal manera que no es detectado con facilidad, pasando muchas veces totalmente desapercibido.
Son influencias sutiles que llevan a la persona perturbada a proceder de tal manera que se arrepentirá, probablemente, cuando alcance algún equilibrio.
Bajo tales influencias, las criaturas obran como verdaderas marionetas, completamente desposeídas de su propia voluntad. Sucede que los obsesores, se valen de procedimientos, con los cuales ponen en acción recónditas intensiones, deseos no manifestados, ocultos en los repliegues del ser, intenciones que pasan a estimular. Lo más común es que la persona se deje llevar por su lado negativo, y es allí, donde las sombras tienen su mayor campo de dominio en los seres humanos.
La mayoría de las veces, poca importancia damos a nuestros estados emocionales, que son muy cambiantes. Si reflexionamos, constataremos que, para desequilibrar nuestras emociones, los eventos más insignificantes se convierten en poderosos agentes que perturban nuestra aparente serenidad interior, conduciéndonos a estados de visible perturbación mental.
Y sobretodo, en la vida cotidiana es donde se patentizan tales manifestaciones, disfrazadas, comúnmente, con el nombre de "genio fuerte". Es con esa disculpa -- aceptada y generalizada por otros tantos seres humanos con igual "fortaleza de genio" -- es que procuramos justificar nuestros desvíos del carácter, cuando nos asomamos por esa puerta con nuestra mala formación íntima, manifestándose en la irritación, en el mal humor, en la ira, la maledicencia, y en tantos otros procedimientos negativos.
Dependiendo de la intensidad con la que esos estados se manifiestan, nos presentamos a los ojos de todos como enfermos del alma, cuya demencia temporal deja entrever nuestra pobreza espiritual. Alienados por largos o breves momentos, somos como un volcán en erupción, vomitando lava y fragmentos de materia que constituyen nuestro mundo interior, vinculados con otros seres en análoga situación, intermediarios, todos nosotros, de la desarmonía, del desequilibrio y de la locura.
Lo que se desprende de la advertencia de André Luiz, es que somos los únicos responsables por las sintonías infelices de nuestro hoy, gracias y siempre al largo camino de vicios que recorrimos en el ayer.
Acción y reacción. Causa y efecto. Hoy, lloramos bajo el peso de las aflicciones que nosotros mismos sembramos. Ahora, reclamamos por los padecimientos obsesivos que nos atormentan el alma. Somos los atormentadores, ahora atormentados, como nos dice Manoel Philomeno de Miranda.
LAS VARIAS EXPRESIONES DE UN MISMO PROBLEMA
Existen problemas obsesivos en varias expresiones, como los de un encarnado sobre otro; de un desencarnado sobre otro; y, generalmente, de éste sobre aquél." -- Manoel Philomeno de Miranda.
(Semillas de Vida Eterna, Autores Diversos, psicografía de Divaldo P. Franco, cap. 30.)
Obsesión -- un problema que se manifiesta de varias maneras. A las relacionadas por Manoel Philomeno de Miranda, añadiremos: la obsesión recíproca y la auto Obsesión.
ENCARNADO PARA ENCARNADO
Personas, obsesando a personas existen en gran número. Están entre nosotros. Se caracterizan por la capacidad que tienen de dominar mentalmente a aquellos que eligen como víctimas.
Este dominio se enmascara con los celo, envidia, pasión, anhelo de poder, orgullo, odio, y a veces de manera tan sutil que el dominado se cree extremadamente amado. Y hasta aún, protegido.
Esas obsesiones corren por cuenta de un amor que se vuelve tirano, demasiado posesivo, privando y sofocando la libertad del otro.
Es, por ejemplo, el marido que limita la libertad de su esposa, manteniéndola bajo el yugo de su voluntad; es la mujer que tiraniza al compañero, esclavizándolo con sus caprichos; son los padres que se juzgan con el derecho de gobernar a sus hijos, impidiéndoles toda o cualquier iniciativa; son aquellos que, en nombre de la amistad, influencian el otro, cambiándole su modo de pensar, ejerciendo siempre la voluntad más fuerte el dominio sobre la que se presenta más pasiva.
Son aún las pasiones esclavizantes que, desequilibrando emocionalmente a los seres, pueden ocasionar dramas dolorosos, configurados en pactos de suicidio, asesinatos, etc.
La dominación mental no solo sucede en el plano terrestre, esto es, en las ocurrencias diarias, ella prosigue principalmente durante la noche en el sueño físico, cuando los seres así comprometidos se confrontan en cuerpo astral, parcialmente libres del cuerpo carnal, dando curso con mayor intensidad al matrimonio infeliz que se permitieron gestar y que los comprometen.
Lo mismo sucede bajo el imperio del odio o cualquier otro sentimiento de orden inferior. Hasta aún dentro de los hogares, en nuestra familia, en donde se reencuentran antiguos desafectos, viejos compañeros del mal, comparsas de crímenes abominables, son convocados por la Justicia Divina para el reajuste. Sin embargo, esclavizados al pasado, se dejan llevar por antipatía y aborrecimiento recíprocos, que muy pocos consiguen superar de inmediato. Surgen de ahí, las riñas familiares, ya que esos Espíritus, unidos por los lazos de consanguinidad, continúan imantados a las pasiones del pretérito, emitiendo vibraciones inferiores y obsesándose mútuamente.
Son padres que reciben, como hijos, a antiguos obsesores. Es el obsesor del ayer que acoge en los brazos, como vástago de su carne la víctima de antaño.
Y esos seres se vinculan a través de los lazos consanguíneos, para tener la preciosa disposición de modificar los propios sentimientos, venciendo odios, rencores y tristezas.
Reducido, aún, es el número de los que consiguen triunfar, conquistando el verdadero sentimiento de fraternidad, tolerancia y amor.
Sin embargo, la experiencia vivida, a costa de sacrificios y lágrimas, será para todos el paso inicial de la larga y bella escala, para buscar al Padre que nos espera con su Infinita Misericordia
Obsesión y Desobsesión de Suely caldas Schubert......
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