jueves, 6 de noviembre de 2008

Evangelio según el Espíritismo ¡ Sacrificio de la propia vida!




El que está disgustado de la vida, pero no quiere quitársela, ¿es culpable si busca el fin en un campo de batalla, con la idea de hacer que su muerte resulte útil?


Ya sea que el hombre se dè muerte o se deje matar, su finalidad consiste siempre en acortar su existencia y, por tanto, no hay suicidio de hecho pero sí intencional. La idea de que su muerte servirá para algo, es ilusoria. Constituye tan sólo un pretexto para colorear su acción y excusarla a sus propios ojos. Si tuviera con serenidad el deseo de servir a su país trataría de vivir, aun cuando estuviese luchando en defensa de él, y no de morir, porque una vez muerto no le servirá


para cosa alguna. La auténtica abnegación consiste en no temer a la muerte cuando se trata de ser útil, en arrostrar el peligro, en ofrendar de antemano y sin lamentarlo el sacrificio de la propia vida, si fuere necesario. Pero la intención premeditada de buscar la muerte exponiéndose a un peligro, incluso para realizar un acto de servicio, anula el mérito de la acción. (San Luis, Paris, 1860).


Un hombre se expone a un peligro inminente para salvar la vida de otro, sabiendo por anticipado que él por su parte su ¿Puede esto considedarse un suicidio?


Desde el momento que no hay intención de buscar la muerte, no existe suicidio, sino consagración y abnegación, aun cuando se tenga la certeza de perecer. Pero ¿quién pueda tener esa certidumbre? ¿Quién podrá decir que la providencia no reserva un medio inesperado de salvación en el instante critico? ¿Acaso no puede salvar incluso a quien se halle frente a la boca de un cañon? Amenudo quiere llevar la prueba de la resignación hasta su limite postrero, y entonces una circunstancia inesperada desvía el golpe fatal. ( San Luis, Paris, 1860).


PROVECHO DE LOS SUFRIMIENTOS PARA LOS DEMÁS


Los que aceptan sus padecimientos con resignación, por sumisión a la voluntad de Dios y con miras asu felicidad futura, ¿sólo están trabajando para sí mismos, o pueden hacer que sus sufrimientos sean provechosos para los demás?


Esos padecimientos podrán ser beneficiosos para otros, tanto desde el punto de vista material como moral.Materialmente, si por medio del trabajo, las privaciones y sacrificios que se imponen, contribuyen al bienestar material de sus semejantes. Moralmente, por el ejemplo que están ofreciendo de su sumisión a la voluntad de Dios. Ese ejemplo del poder de la fe espírita puede inducir alos desdichados a resignarse, salvándolos de la desesperación y de sus nefastas consecuencias en el porvenir*. ( San Luis, Paris, 1860 )

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